El patrón del Abierto de Australia, Craig Tiley, reiteró el domingo que el primer Gran Slam del año empezará en febrero como está previsto, aunque reconoció que la situación de 47 jugadores confinados en sus habitaciones de hotel por dos semanas “no es la mejor”.
El torneo sufrió un revés el sábado cuando tres personas dieron positivo por covid-19 en dos de los 17 vuelos chárter que llevaron a los jugadores a Melbourne y Adelaide donde se preparan para el torneo.
Ninguno de los positivos son jugadores, aunque uno de ellos, Sylvain Bruneau, es el entrenador de la campeona del Abierto de Australia de 2019, la canadiense Bianca Andreescu.
Todos los pasajeros de los vuelos están considerados como contactos cercanos por lo que tienen la orden de no salir de las habitaciones de sus hoteles durante dos semanas.
Esto supone que los 47 jugadores no podrán entrenar las cinco horas diarias que han sido acordadas dentro del protocolo del primer gran torneo del año, que tiene previsto iniciarse el 8 de febrero.
Se cree que Victoria Azarenka, Sloane Stephens, Kei Nishikori y Angelique Kerber están entre los afectados lo que sin duda afectará seriamente su preparación.
“Siempre supimos que habría riesgos importantes con esta pandemia”, dijo Tiley a la televisión Channel Nine.
“Pero el Abierto de Australia sigue adelante y seguiremos haciendo todo lo posible para garantizar que estos jugadores que no están en la mejor situación, tengan una de alguna manera aceptable”.
Los organizadores acallaron rumores sobre un caso positivo en uno de los dos vuelos que trajeron a las grandes estrellas a Adelaida.
Aunque la mayoría de los jugadores llegaron a Melbourne, las superestrellas como Novak Djokovic, Rafael Nadal, Serena Williams y Naomi Osaka volaron a la sureña ciudad australiana donde cumplen su aislamiento de 15 días aunque pueden entrenarse.
Riesgos claros
Varios jugadores, entre ellos, las tenistas Sorana Cirstea y Belinda Bencic, recurrieron a las redes sociales para quejarse de no poder entrenarse e incluso algunas reclamaron que nadie les había avisado de la estricta cuarentena en caso de que alguien diera positivo.
“Si nos lo hubieron dicho antes, no hubiera jugado en Australia”, tuiteó la rumana Cirstea, y la kajaza Yulia Putintseva parecía de acuerdo: “Me lo hubiera pensado dos veces antes de venir”, aseguró.
Tiley reconoció que es duro, pero se avisó a los jugadores de los riesgos.
“Lo dejamos bien claro al principio, es por eso que pusimos a los jugadores en grupos. Siempre existe el riesgo de que alguno diera positivo y tuviera que quedarse 14 días aislado”, recordó.
“En el avión había un riesgo de que fueras un contacto cercano, había un riesgo de que todos fueran un contacto cercano”.
Aseguró que está haciendo lo posible para garantizar que los jugadores afectados puedan hacer ejercicio en sus habitaciones.
Pero reconoció que tendrán que trabajar para estar preparados para competiciones previas que empiezan en Melbourne el 31 de enero.
Preguntado si los 47 jugadores estarán ausentes de dichas competiciones, respondió que “no han sido descartados”.
“Está claro en este momento, que no van a poder entrenarse. Pero trabajaremos con cada jugador para ver qué es lo mejor”.
“Si tenemos que hacer ajustes en el programa haremos lo posible para que sea lo mejor para los jugadores”.
La estadounidense Madison Keys (16ª del ránking WTA), que dio positivo al covid-19, será baja en el Abierto de Australia y el británico Andy Murray, exnúmero uno mundial, está en seria duda también tras verse infectado por el coronavirus.
El torneo fue retrasado tres semanas respecto a sus fechas habituales y las rondas de clasificación se deslocalizaron a Dubái (mujeres) y Doha (hombres), del 10 al 13 de enero, para permitir a los 1.270 participantes respetar catorce días de aislamiento a su llegada.
ica