WASHINGTON.- La llegada de los Biden y sus perros Major y Champ a la Casa Blanca esta semana marca el regreso de una larga tradición: amigos peludos de cuatro patas en la finca de 7,3 hectáreas que es el hogar del presidente de Estados Unidos.
El mandatario saliente, Donald Trump, fue el primer presidente desde Andrew Johnson en la década de 1860 en no compartir la residencia presidencial con un perro o un gato, ni siquiera con un mapache, como el que tenía Calvin Coolidge en la década de 1920.
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Major, un pastor alemán, será el primer perro rescatado en vivir en la Casa Blanca. La familia Biden lo adoptó en noviembre de 2018 de la Asociación Protectora de Animales de Delaware. Champ, también pastor alemán, se unió a la familia en 2008.
“De cachorro rescatado en la Asociación Protectora de Animales de Delaware a transformarse en el Primer Perro en la Casa Blanca, Major Biden demuestra que todos los perros pueden vivir el sueño americano”, dijo el grupo, que organizó una recaudación de fondos de “investidura perruna” en línea el 17 de enero para celebrar la mudanza del can a la Casa Blanca.
El expresidente Barack Obama no tenía perros mientras hacía campaña, pero prometió un cachorro a sus hijas Sasha y Malia durante su discurso de aceptación después de ganar las elecciones de 2008.
Bo, un perro de agua portugués, se mudó a la Casa Blanca en abril de 2009, como regalo del difunto senador Ted Kennedy. Los Obama adoptaron a Sunny, una perra de la misma raza, en 2013, según el Museo Presidencial de Mascotas.
El Scottish Terrier de George W. Bush, Barney, voló en el Air Force One y protagonizó los videos de “Barney Cam” para celebrar la temporada navideña. “Nunca habló de política y siempre fue un amigo fiel”, recordó el republicano cuando murió Barney en 2013.
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Buddy, el labrador retriever chocolate de los Clinton, se sumó al gato Socks en la Casa Blanca; mientras que George H. W. Bush y su familia tenían varios perros en la Casa Blanca, incluida Millie, la estrella de un libro para niños escrito por la esposa de Bush, Barbara.
Aproximadamente el 67% de todos los hogares de Estados Unidos tenían una mascota en 2019, en comparación con el 56% hace tres décadas, informó la Asociación Estadounidense de Productos para Mascotas el año pasado.
Y la pandemia ha dado un impulso adicional a la tenencia. Las adopciones en refugios de animales crecieron cerca de un 15%, ya que las personas recurrieron a los amigos peludos para ayudar a lidiar con el aislamiento producto de los confinamientos.
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Si bien la Casa Blanca ganará dos perros, y como ha insinuado la esposa de Biden, Jill, quizás un gato en un futuro cercano, el Observatorio Naval, que es el hogar del vicepresidente, se despedirá de cuatro mascotas.
El vicepresidente Mike Pence y su familia tenían un gato llamado Hazel, un perro llamado Harley, una serpiente llamada Sapphira y un conejito llamado Marlon Bundo. La vicepresidenta electa Kamala Harris y su esposo no tienen mascotas.
fahl