El presidente Andrés Manuel López Obrador informó ayer que dio positivo para Covid-19 y un segundo después se desataron cualquier cantidad y tipo de especulaciones.
Desde quienes no creen que el mandatario esté enfermo y se trate de una estrategia para distraer la atención de temas como la falta de vacunas en el país y el fracaso de la estrategia contra el Covid hasta desmentir las versiones de que él se había inoculado con la vacuna de CanSino hace meses.
Del otro lado hubo quienes creen que, efectivamente el Presidente está contagiado y que fue el resultado de “trabajar hasta el fin de semana’’.
Lo cierto es que el Presidente no mostró su prueba positiva.
Si está contaminado, todos los funcionarios que estuvieron con él en la conferencia del viernes y en la gira del sábado por Nuevo León, incluido Marcelo Ebrard, podrían estar igualmente enfermos.
Lo mismo los pasajeros que viajaron en el vuelo comercial que llevó y trajo al Presidente a la Ciudad de México.
Al final, López Obrador le sigue llevando la contraria a Hugo López-Gatell, quien el 16 de marzo pasado, pasó a la historia mundial con su famosa frase:
“La fuerza del Presidente es moral, no es una fuerza de contagio, en términos de una persona, un individuo que pudiera contagiar a otros’’.
Como sea, hoy el país alcanzará los 150 mil muertos y casi 1.8 millones de contagios sin que la pandemia pueda frenarse.
En parte a estrategia fallida y en parte a la necedad de una parte de la población que no acata las recomendaciones.
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De acuerdo con la directora del Metro, Florencia Serranía, hoy comenzará a funcionar la Línea 1 del sistema de transporte público más importante de la ciudad, si no es que del país.
La Línea 1 fue la primera que se inauguró el 4 de septiembre de 1969; es la más longeva del sistema y la que más fallas presenta recurrentemente.
Desde el pasado 9 de enero, fecha en la que se incendió el puesto de control de todo el Sistema, el servicio ha estado suspendido en las tres principales líneas del Metro, además de la 1, las líneas 2 y 3.
Pero el empeño de la directora -que no es jefa de mantenimiento, solo es la directora-, se centra en poner en operación la línea uno, la más concurrida pues brinda servicio a toda la zona oriente del Valle de México, desde Pantitlán.
La semana pasada, algunos túneles de la línea 1 se inundaron de aguas negras, que alcanzaron los tres metros de altura.
Los trabajadores del Metro que filtraron las imágenes fueron reprendidos porque además permitieron el ingreso de una cámara de televisión que dio cuenta del desastre.
De acuerdo con los propios trabajadores, era casi imposible que en tres días se secarán los túneles para que pudiera electrificarse las vías por las que corre el tren, pero ayer la propia Serranía aseguró que sí se reanudarán las operaciones con solo 10 trenes.
Lo que sigue sin informar la tan cuestionada funcionaria -que solo es directora, nada más-, es el costo total de los daños provocados por el incendio y cuáles fueron las causas del siniestro.
Las pérdidas, según trabajadores del Metro, superan los 7,500 millones de pesos; nada oficial se ha dicho.
Tampoco se ha dicho si efectivamente las instalaciones estaban aseguradas; si lo estaban, el Gobierno se ha tardado en reclamar el pago.
Pero si no estaban, alguien tendría que responsabilizarse de esa pérdida multimillonaria; más ahora que el Gobierno requiere dinero de donde sea.
LEG