El Índice de Morosidad (IMOR) en los créditos al consumo, como los otorgados a través de las tarjetas de crédito y de nómina, se duplicaron de septiembre a noviembre del año pasado, al pasar de 3.9% a 6.3% y de 1.8% a 2.5%, respectivamente, reflejo del impacto de la pandemia por el Covid-19 en los bolsillos de los mexicanos, informó la Asociación de Bancos de México (ABM).
En su reporte dado a conocer ayer (miércoles), el organismo detalló que los créditos personales también tuvieron una conducta similar, ya que como consecuencia de la contingencia sanitaria y el freno en las actividades económicas en 2020, la morosidad de éstos creció de 5.7% a 6.6%.
La morosidad se deriva del atraso en el pago de los créditos bancarios por parte de los usuarios, mismos que se vieron afectados por recortes salariales, desempleo, o necesidad de mantener sus negocios durante 2020.
Ante esto, Luis Niño de Rivera, presidente de la ABM enfatizó que la banca tuvo que robustecer sus reservas ante el impago o atraso de pago de sus clientes; aclaró que las reservas adicionales en el mes de marzo eran de 18.5 mil millones de pesos, cifra que en noviembre incrementó a 39.8 mil millones.
“La banca en estos rubros, que son los más delicados en cuanto al incremento en cartera vencida están perfectamente protegidos por las reservas adicionales que hemos venido creando desde el mes de marzo… Lo importante es que la cartera vencida, en todos los rubros, está más que bien reservada”, destacó el líder de los banqueros.
Además, señaló que otro estrago de la pandemia fue que las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPYMEs) demandaron menos créditos, pues si se compara lo otorgado de noviembre de 2019 frente a noviembre de 2020 la variación fue de -5.5%.
Julio Carranza, vicepresidente de la ABM señaló que esto no es un problema de oferta, ya que la banca continúa otorgando créditos, a pesar de la morosidad, aunque más bien significa un problema de demanda.
Respecto a los diferimientos y reestructuras otorgados por la banca, la ABM informó que al mes de diciembre de 2020, se benefició a 1.1 millones de clientes, con 334 mil millones de pesos reestructurados.
“Las reestructuras son la segunda etapa de los programas de apoyo de la banca. La primera etapa, que consistió en el diferimiento de capital e intereses, benefició a 8.6 millones de clientes con 1.1 billones de pesos de crédito inscrito”, indicó el organismo y descartó que vayan a haber más apoyos a los cuentahabientes en lo que resta de 2021.
Testimonios
Sin ventas, ¿Cómo iba a pagar?
La emprendedora Claudia Espinosa aseguró que no pagó su tarjeta de crédito en octubre del año pasado porque sus ingresos se vieron afectados por la pandemia, por lo que sufrió un atraso en sus obligaciones con el banco. “¿De donde iba a sacar para pagar si mis ventas estuvieron flojas? No tenía forma de cómo hacerlo”, contó.
Prefirió pagar sueldos de empleados
Cuauhtémoc Solís, microempresario, explicó que se atrasó en el pago de dos tarjetas: una por 39 mil y otra por 33 mil pesos. “Dejé de pagar por sacar adelante los negocios y no dejar sin empleo a los chicos que trabajan conmigo. El dinero que tenía ahorrado lo utilicé, si lo hubiera dejado en el banco me lo abrían quitado”.
Paga o usa el dinero para comer
Francisca Morales solicitó un crédito de nómina en su trabajo, pero al quedarse desempleada se ha visto impedida a pagar su deuda. “Al quedarme sin empleo no tengo cómo pagarlo. Aunque las llamadas del banco son institentes, pues no consigo empleo. Mi disyuntiva es: ¿lo poco que logro obtener lo pongo para subsistir o pago?.
Víctima del recorte salarial
Un descuido en sus finanzas y el recorte salarial que le impusieron en su empleo llevó a Eduardo García, publirrelacionista, a utilizar su tarjeta de crédito para la compra de despensa y algun “lujo” en comercio electrónico. “En un mes tuve que utilizar mucho la tarjeta, entonces la gasté hasta el tope y pues la deuda subió”.
AR