El desarrollo tecnológico es indispensable para las compañías y empresas dedicadas a productos y servicios. Pero desde un nivel macro, el equipamiento de tecnología impacta de manera positiva en la economía regional o nacional, dado que beneficia a la productividad, a los ritmos y tiempos de producción, y a la calidad final del producto. Cada país cuenta con su propia rama de producción que exporta a otros mercados, y en el caso de México, la agricultura es históricamente relevante para la economía nacional.
Ante ello, México no ha quedado atrás en la introducción de tecnologías en las actividades de trabajo vinculado a la agricultura. Por eso, continuar invirtiendo e innovando, resulta imprescindible para continuar con los estándares y niveles de producción /exportación, y conservar su status de país precursor en cuanto a la relación tecnologías-agricultura. La industria agroalimentaria requiere de intensificar el lugar que la tecnología tiene en cuanto a la seguridad alimentaria y a la calidad de los alimentos.
En un contexto de disminución estructural de los niveles de producción y exportación producida por los efectos de la pandemia por coronavirus en la economía mundial, la industria agroalimentaria proyecta un horizonte para la actividad en la que la tecnología pueda hacer frente a los cambios climáticos, y a poder controlar las plagas propias de la actividad. Dos objetivos a los que el desarrollo tecnológico puede aportar grandes soluciones, y por ello las autoridades y expertos de esta industria, enfatizan en la necesidad de inversión e innovación.
Existen muchas empresas comprometidas con las distintas problemáticas que acarrea la producción de la industria agroalimentaria, los desechos y la contaminación, quienes se involucran no solamente apuntando a una mejor sostenibilidad de sus compañías, sino también a un mejor sistema económico y medio ambiente a nivel nacional. Aplicar medidas no garantiza la eficacia total, pero si es un síntoma de una intención ética, un posicionamiento que como empresa buscan, quienes las implementan, contribuir al medio ambiente al calor del proceso de producción.
La Cosmopolitana es una de las compañías que ya piensan la era post pandemia de la industria agroalimentaria. Sus miembros han afirmado que la tecnología puede atenuar el impacto del cambio climático en la tierra a sembrar, y creen que es posible mantener siembras de calidad a través de la inclusión de la tecnología en el proceso de trabajo. En muchos casos, los agricultores pueden desconocer las innovaciones en materia de tecnología y, al continuar trabajando con los elementos tradicionales, éstos pierden eficacia para poder combatir las nuevas plagas y la nueva conducta climatológica. Para los directores de la compañía, se debe apuntar hacia dos horizontes: por un lado, capacitar a los agricultores en el uso de las nuevas tecnologías, como así también garantizar la difusión y la accesibilidad; mientras que por otro lado, señalan que es indispensable la erogación de una inversión estatal que apunte a la investigación científica en esta rama de la actividad económica.
Además de una rama tan importante para la economía nacional como lo es la industria agroalimentaria, la economía de México también padece el mal manejo de los desperdicios de alimentos. Según datos aportados por el Banco Mundial, el 33 por ciento de los residuos mundiales, no son ambientalmente seguros. Los índices, alarman. Por eso los expertos consideran que es momento de apuntar hacia los residuos que representan actualmente un potencial problema para el suelo y la salud de la ciudadanía.
La inversión, es el soporte principal. Y hay empresarios reconocidos por su riqueza, que están tomando cartas en el asunto. Uno de ellos es Elias Landsmanas Dymensztejn. Jefe del Corporativo Kosmos, vinculado a La Cosmopolitana. La sustentabilidad para personalidades como él, no solo es posible, sino también, necesaria.
Para poder combatir el desperdicio, y producir sin comprometer los recursos naturales, el empresario ha impulsado lo que denomina Economía Circular. El espíritu de esta idea es ponderar el beneficio de las empresas, del planeta y de la sociedad. Este tipo de economía implica la premisa de que construimos y reconstruimos sistemas de manera permanente. El desperdicio per se, no es aceptable. Se apunta a un menor nivel de desperdicio durante el proceso de trabajo y producción. Este modelo económico de producción conlleva tres premisas: A medida que se avanza en el proceso de producción, regenerar los sistemas naturales; Diseñar los residuos y la contaminación; Mantener los materiales en uso todo el tiempo que sea posible.
El empresario ha resumido su propuesta en lo que llama “las cuatro R”, es decir, reutilizar, reciclar, reducir y recuperar, y solicita a sus empleadas trabajar con estas consignas. Estas actitudes muestran el tipo de compromiso que se requiere por parte de organizaciones o personas individuales que, no solamente piensan en su propio bienestar, sino en la salud del sistema económico del país.
Compañías como La Cosmopolitana que impulsan la utilización de este modelo de producción bajo estas tres premisas, logran reducir mucho los niveles de desperdicio. Esto requiere no solamente de inversiones económicas, sino del compromiso de empresarios que estén convencidos de la necesidad y de los beneficios que aportan aplicar este enfoque cuyo objetivo es crear un sistema sostenible.
Desde los primeros meses del año pasado, el gobierno mexicano también se interesó por la problemática de los residuos y los desperdicios, e impulsó algunas medidas tendientes a reducir estos niveles. Una de ellas, fue aplicar a los comercios, una restricción general para el uso de plásticos de un solo uso, por ejemplo, las bolsas de plástico que tan indiscriminadamente se otorgaban.
Una problemática mundial y que también se da en México, es el desperdicio de alimentos. Una medida que se ha tomado para paliar este problema son los bancos de alimentos, quienes perciben excedentes de producción de alimentos provenientes de empresas a lo largo de México. Una vez que se acumula una cantidad considerable, se procede a repartir entre las personas y sectores sociales más vulnerables. Los bancos de alimentos operan con ayuda del gobierno, empresas nacionales y fundaciones internacionales, y son muy importantes para paliar al menos de manera parcial, el problema de escasez de alimentos.
Otra parte integrante de la salud del medioambiente y de la buena calidad de producción, es la cuestión del combustible de las flotas. Según una encuesta que se realizó en 2020 a civiles acerca de cómo consideran los niveles de contaminación en el aire, el 39 por ciento calificó este tema como “severo”. También en este punto La Cosmopolitana se ha comprometido, sumándose al programa “Transporte Limpio”, que pertenece a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, quienes reconoce a aquellas empresas que apliquen medidas para reducir la contaminación.
ICA