Está terminando enero, primer mes de 2021 con la esperanza de que países desarrollados como Estados Unidos, logren contener el Covid y permita ir normalizando su actividad económica, ahora bajo el liderazgo de Joe Biden.

Estados Unidos, significa nuestro salvavidas para poder crecer económicamente este año. Hace unos días, el FMI mejoró la expectativas del PIB a Estados Unidos para este 2021 a un 5.1% anual respecto a la caída de 3.5% registrada en 2020, lo cual generaría una actividad importante que nos beneficiaría por el aumento en el intercambio comercial y sería nuestro brazo principal, ya que el Gobierno federal limita su inversión hacia la infraestructura y el sector privado carece de una certeza jurídica que permita invertir con confianza.

Ahora, a partir de febrero aumentará el tono electoral en los 15 estados donde se votará por la gubernatura y a nivel nacional el Congreso, donde se juega el futuro de México. También empezará a evaluarse la Ley Banxico, en donde el Presidente pidió no quitar la autonomía a nuestro Banco Central. El tema del abastecimiento de las vacunas y su logística se volverá un tema relevante, porque de ahí depende si México tenderá a normalizar su economía o seguiremos con encierros y salidas mínimas poniendo en riesgo miles de empleos.

Firma mexicana apuesta por obras con alto sentido Social

Además de albergar a casi diez mil funcionarios de 37 dependencias del Gobierno hondureño, el nuevo Centro Cívico Gubernamental (CCG) de Honduras tiene la particularidad de haber involucrado a casi 2,500, de los 3,800 empleos directos que generó la fase de construcción, a migrantes de ese país que habían sido deportados por los Estados Unidos.

Pero no solo eso, ya que, dada su poca o nula experiencia en materia de construcción, estos fueron previamente capacitados y certificados por la empresa que se encargó de diseñar, edificar y operar el CCG, la firma mexicana Grupo GIA, de Hipólito Gerard Rivero.

Así, todos esos albañiles, soldadores, armadores, carpinteros, electricistas, fontaneros, peones, guardias de seguridad, motoristas y operarios de equipo, tendrán una oportunidad de desarrollo integral en su nación luego de haber buscado el sueño americano sin éxito.

Algo que va muy de la mano con una de las filosofías que el Gobierno de la 4T, que encabeza Andrés Manuel López Obrador, ha tratado de profesar, en la que las obras de infraestructura gubernamental no sólo deberían generar impactos directos en materia de atención ciudadana, pero que, éstas, deberían contribuir de manera importante a la consecución de resultados en el plano del desarrollo social.

De hecho, fue el impacto social el elemento determinante que logró que el mandatario de Honduras, Juan Orlando Hernández, optara por la firma mexicana de Gerard Rivero para realizar el proyecto, ya que el Centro Cívico Gubernamental, además de buscar hacer más eficientes los procesos administrativos y operativos del Estado, era importante que este enviara el mensaje de impacto social desde su edificación.

Ubicado en la capital del país centroamericano, el edificio cuenta, entre otros elementos vanguardistas, con un sistema fotovoltaico instalado que estima un ahorro de 9.60% de la demanda total del servicio de energía eléctrica (equivalente a energía para 469 casas), además de una planta de tratamiento que rehúsa el agua hasta en 80%.

El nuevo inmueble es prácticamente el centro de operaciones del Gobierno federal hondureño, toda vez que desde ahí trabajan dependencias como el Servicio de Administración de Rentas (SAR), la Super Intendencia de Alianzas Público Privada (SAPP), la Secretaría de Defensa y el Instituto Hondureño de Turismo (IHT), todas ellas dedicadas al control y transparencia del gasto público.

                                                                                                                                             @1ahuerta