Para mi amigo y vecino,
David Buzali Guindi,
por la desaparición física de Lea
En el primer trimestre del 2020, ningún mandatario del mundo sabía que todos sus planes, proyectos y promesas de campaña (claro, en las naciones democráticas) se irían al cesto de la basura.
Ningún asesor ni gurú financiero pudo pronosticar la catástrofe.
Los jefes de Estado y de Gobierno, inclusive los monarcas y dictadores, tienen que ir sorteando la influencia extranjera y los fenómenos de la naturaleza. Eso lo saben desde que adquieren el poder. Que si una guerra comercial entre Estados Unidos y China, un terremoto, un tsunami, el acaparamiento del acero por alguna potencia mundial o un tifón.
Pero insistimos, nadie imaginó una pandemia de las dimensiones sanitarias, sociales y económicas, como la que estamos padeciendo.
Déjeme decirle caro lector, que cada quien habla como le va en la feria. Por nuestra actividad reporteril hemos logrado amigos y tenemos conocidos en varios lugares del planeta, y nadie se expresa bien de sus autoridades.
Muchos aquí en México dicen que la señora Merkel es una gran lideresa y que es la máxima autoridad de Europa. Llegan hasta las lágrimas leyendo letritas de un video, sin saber si está bien traducido. Pero ellos, lo reenvían por WhatsApp, le dan like y secundan lo que creen que ahí declaró.
Otros levantan la voz diciendo que las autoridades chinas sí la supieron hacer, mientras ahí nació el Covid-19 (por supuesto información occidental), que si en el sur de América están mejor que nosotros, que si en Israel ya están prácticamente todos vacunados (claro, son apenas ocho y medio millones de habitantes…)
En medio de la bronca mundial, el español maldice al rey Felipe y le mienta la madre a Sánchez; los alemanes mismos critican a doña Angela; los argentinos detestan a Fernández; los brasileños odian a Jair Bolsonaro.
Aunque usted no lo crea recibe mentadas Trudeau, y no lo ven los canadienses como los mexicanos como personaje en las revistas del corazón. Están hartos de él. La mayoría de los chilenos ya no quieren saber nada de Piñera Echenique; los colombianos se lamentan de Iván Duque.
Aunque es uno de los mejores calificados en el ranking de mandatarios, los salvadoreños ya se cansaron de Nayib Bukele, en medio de esta pandemia; muchos desearían vivir en Chicago, Nueva York, Miami, San Diego o San Francisco, pero pocos sabemos lo mal que la están pasando los “gringos” y la muy penosa situación de los estadounidenses, primero por culpa de Trump, y según las encuestas nada cambiará con Biden.
En Francia ya hablan de destituir a Macron; en la India se comenta que pronto renunciará el presidente Ram Nath Kovind. Y se dice que el emperador Naruhito está encerrado desde marzo de 2020, y que el primer ministro Yoshihide Suga no sirve para nada, según la mayoría de los japoneses.
Así están las cosas en Perú, Panamá, Portugal, Reino Unido, Congo, San Marino, Suiza, Uganda, en el Vaticano mismo y en Zimbabue.
Es decir, en medio de esta terrible situación ningún jefe de Estado, monarca, presidente, jefe de Gobierno o autoridades establecidas o dictaduras pudieron con el maldito coronavirus y sus consecuencias.
Para su información caro lector, por más que le digan que AMLO es el peor de los mandatarios del orbe y el único que hizo las cosas mal, no se la crea. Por favor no confunda mis palabras. Claro que podría haberlo hecho mejor: apoyos fiscales a las empresas y personas físicas, usar cubrebocas, para empezar, detener las mega obras que -aseguran algunos expertos en economía y finanzas, de nada nos van a servir- y las compras con adjudicación directa, pasándose por el arco del triunfo las licitaciones públicas de ley.
Lo que quiero dejar claro, es que es frase de que “estamos en el peor momento, con el peor de los líderes que nos pudo haber tocado”, es una frase repetida en todas partes.
Del G20, sólo China tuvo crecimiento económico el año pasado. Pero atención, venía con aumentos del 6% anual. Los chinos aseguran que es un fracaso que creció 1.9%.
Insistimos, las 20 economías más poderosas del planeta se contrajeron. Para que nos demos una idea: España (-11.1); Reino Unido (-10); Italia (-9.2); Francia (-9); México (-8.5); India (-8); (América Latina y el Caribe (-7.4); Zona Euro (-7.2); Canadá (-5.5); Alemania (-5.4); Japón (-5.1).
Todos los presidentes la pagarán, todos los mandatarios recibirán un voto de castigo. Todos de una u otra manera, recibirán un escarmiento en las urnas, más allá de los memes, las caricaturas y textos publicados en la prensa, o críticas en la radio y la televisión.
Nuestro país celebrará el domingo 6 de junio la elección más grande de su historia, por el número de puestos de elección popular que están en juego, donde entre otras posiciones están 500 diputados federales y 15 gubernaturas.
Pero lo que realmente está en juego es: descarrilar a la 4T quitándole la mayoría en la Cámara Baja (dejándolo sin las decisiones del paquete económico) o darle un voto de confianza y consolidar esa que llaman desde Palacio Nacional, la verdadera transformación de la vida pública del país.
Ahí está la pregunta clave, ¿cómo tratará el electorado al presidente López Obrador, entre tanta muerte, contagios, falta de medicinas, quiebras de negocios (micros, pequeños y grandes), desempleo, deudas y más deudas, desesperación, desánimo social y una polarización nunca antes vista?
¿Se vengarán de él en las urnas o le darán un voto de confianza? ¿Le darán una patada en el trasero al de Macuspana, votando por la alianza conformada por el PRI-PAN y PRD? ¿Otra vez castigarán a la membresía del Pacto por México, creado por Peña Nieto y sus aliados?
Estas respuestas pronto las conoceremos, y sabremos si el Presidente va empacando sus cosas para irse a La Chingada o agarra fuerzas para ir pensado en 2024, es decir, para afilar la uña del dedo que señalará a su candidato a sucederlo.
*Periodista, editor y radiodifusor
@GusatvoRenteria
www.GustavoRenteria.mx