En medio de la peor crisis económica que ha azotado a nuestro país, con datos que vislumbran una lenta e insuficiente recuperación y cuando más se requiere del concurso de actores privados, el Gobierno del presidente López Obrador envía, con su iniciativa de reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, una de las señales más negativas para la inversión.
El sector eléctrico, clave para el desarrollo, será objeto de una nueva y profunda transformación, que, no cabe la menor duda, significará una regresión y el fortalecimiento del estatismo cuando éste ha mostrado su completo fracaso, al menos en lo que a energía se refiere.
Con carácter preferente -los diputados están obligados a votarla y aprobarla en los próximos 31 días-, la iniciativa prevé el fortalecimiento de la Comisión Federal de Electricidad en detrimento de otros actores que, se ha probado, han contribuido a una modernización de la red eléctrica y al abaratamiento de este insumo primordial para familias, comercios y empresas.
De aprobarse, la nueva ley dará prioridad a la CFE en el despacho de electricidad a través de las plantas hidroeléctricas. En segundo plano, la que se genere a través de energías nuclear, geotérmica, de ciclo combinado y termoeléctricas.
Posteriormente, se despachará la electricidad proveniente de centrales de ciclos combinados, de productores independientes de energía. Finalmente, provendrá de la energía eólica o solar de particulares, de centrales eléctricas de ciclos combinados propiedad de privados y de otras tecnologías.
Muy poco oportuno mensaje para los inversionistas y para nuestros socios comerciales. ¿De qué sirve apostar por nuestro país si las reglas del juego son cambiadas de forma súbita, sin una lógica estratégica y en menoscabo de los productores privados?
Ante esta decisión, el panorama es poco alentador. Vendrán largos y desgastantes juicios en contra de la ley en tribunales nacionales e internacionales. Los socios comerciales podrán invocar violaciones a contratos en curso y, para ello, el T-MEC cuenta con mecanismos para dirimir este tipo de querellas.
Mal mensaje para el nuevo Gobierno de Estados Unidos, que hará del respeto a los instrumentos jurídicos la base para cualquier diálogo de carácter bilateral.
La iniciativa enviada al Congreso de la Unión hace que cada vez se vean más lejanas las posibilidades de crear un mercado mexicano competitivo, promotor de energías limpias, con altos estándares de calidad y generador de crecimiento económico.
Con su mayoría en el Congreso, Morena y sus aliados podrán consumar fácilmente este golpe para la confianza del país. Pronto habrá consecuencias y costos a pagar. Llegará el día en que la Nación se los reclame.
Segundo tercio. Las remesas alcanzaron un nuevo máximo histórico entre enero y diciembre de 2020 para lograr 40 mil 606 millones de dólares, 11.44% más que en 2019, según estimaciones del Banco de México.
Tercer tercio. Las remesas no son logro de ningún Gobierno. Son muestra de la solidaridad de los mexicanos que radican en el exterior con sus familias que se quedan en sus respectivos lugares de origen. La crisis en la que muchas de ellas se encuentran genera un incremento en este tipo de transferencias.
@EdelRio70