Profundo malestar ha provocado en pequeñas y medianas empresas la decisión de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de condonar la deuda que más de 600 mil familias tabasqueñas venían arrastrando en su pago de luz durante más de dos décadas. La medida ha sido considerada injusta y de carácter político.

La decisión beneficiará a decenas de miles de personas que se sumaron a las protestas impulsadas en 1995 por el entonces candidato perdedor del PRD a las elecciones para gobernador de ese estado, Andrés Manuel López Obrador. Como muestra de su rechazo a los resultados electorales de ese entonces, el candidato del sol azteca incitó a sus paisanos a dejar de pagar la energía que consumían.

El pleito se convirtió en bandera política del PRD y fue arrebatado por Morena cuando este partido fue creado en 2014. Con el paso del tiempo, el problema creció y se salió de control, hasta provocar un agujero en las finanzas de la CFE por más de 11 mil millones de pesos, monto que le fue perdonado a los paisanos del Presidente y que tendrá que ser pagado por todos los mexicanos.

El “borrón y cuenta nueva”, que fue el lema de aquella movilización, se vio plasmado en otro beneficio para nuestros amigos de Tabasco. Al 85% de los usuarios de la CFE en ese estado le será aplicada una tarifa preferencial, la 1F.

Para lograr esta medida será necesario un doble subsidio. Primero, por parte del estado de Tabasco y, posteriormente, a través de la CFE, es decir, de los consumidores de otras regiones del país.

Pareciera novela del más puro surrealismo mágico. Un líder opositor originario de una región tropical que aspira gobernar su estado. Pierde la elección y, como protesta, llama a la población a dejar de pagar la luz. Sus paisanos lo obedecen, el tiempo pasa y la movilización se acrecienta. El abanderado sigue su lucha y, dos décadas después, alcanza la Presidencia de la República. En su tierra natal no olvidan su promesa y más de 600 mil familias lo orillan a cometer lo impensable: perdonar una deuda histórica que rebasa cualquier monto imaginable.

Piense usted, estimado lector, el mismo escenario en el Estado de México del expresidente Enrique Peña, en el Michoacán de Felipe Calderón, en el Guanajuato de Vicente Fox, o en la Baja California de Ernesto Zedillo. Cualquiera de ellos habría sido llevado a la hoguera.

El mensaje es sumamente negativo para todo el país. Sectores desfavorecidos podrán ver en esta medida el camino para dejar de pagar cualquier servicio básico por motivos políticos o económicos. Afectados por los estragos de la pandemia, comercios medianos y modestos que se han visto orillados a cerrar o que están en vías de hacerlo no dudarán en seguir el mismo camino. Ya vieron que sí se puede y que no existen consecuencias legales.

Segundo tercio. Hasta hace poco, la CFE era mal vista por el Gobierno de Tabasco. Su titular, Adán Augusto López, calificaba a Manuel Bartlett de cínico y lo responsabilizaba por las inundaciones que afectaron a ese estado en noviembre pasado. Amenazó con llevar a tribunales el papel de esa empresa en el desbordamiento de la presa Peñitas.

Tercer tercio. Habrá que esperar hasta octubre de 2022 para alcanzar la meta de cero contagios, según el reporte del Modelo Evolutivo Covid-19, publicado ayer por la Universidad Autónoma Metropolitana.

 

                                                                                                                                           @EdelRio70