“Las aplicaciones es todo lo que nos queda”: De París a Tokio, pasando por Lisboa, millones de personas frecuentan los sitios de citas. “No necesariamente para ligar”, confían a la AFP varios usuarios que sufren sobre todo de soledad, debido a la crisis sanitaria.

“Al principio uno se dice que la crisis pasará, que es cuestión de paciencia. Pero cuando lo provisional se instala en tu vida, hay que probar otras cosas”, explica Rodrigo, de 18 años y estudiante de derecho en Lisboa.

Frente a los cursos en línea, las salidas reducidas a su mínima expresión y la impresión “de pasar su vida con sus padres”, Rodrigo decidió finalmente inscribirse en varios sitios de citas, que visita “cada día desde hace meses”.

No es tanto un flechazo lo que busca, sino intercambiar con jóvenes de su edad. “Es todo lo que nos queda”, suspira este portugués, cuyo país vive confinado desde finales de enero.

Rodrigo cuenta ahora con cuatro nuevos “amigos”, con quienes habla cada día, como una forma de “evacuar el estrés y la frustración” provocados por la pandemia.

Mensajería y ‘video chat’

Las cifras hablan por si solas: El grupo Match, propietario de ocho marcas como Tinder, Hinge y Meetic, sumó más de un millón de suscripciones de pago en el último trimestre de 2020, respecto al periodo anterior (+12%), alcanzando los 11 millones de usuarios en el mundo.

“Las aplicaciones han evitado que me hundiera”, abunda Sébastien, un estudiante francés de 19 años. “Cuando se deja de ir a la universidad, cierran los bares, restaurantes y cines, uno se pasa el día solo, rumiando. Es muy violento”.

Sébastien ha tejido lazos, principalmente virtuales, con muchos jóvenes de su edad, y “no necesariamente para ligar”, asegura.

Los intercambios se producen primero por mensajería antes de pasar al “video chat”, una función que muchas aplicaciones instalaron con la crisis sanitaria.

Ambroise, una francesa de 32 años expatriada en Tokio, vivió el mismo sentimiento de soledad. Si bien el país asiático evitó el confinamiento, las restricciones para impedir la circulación del virus pesaron en su vida social.

La traductora, que comparte en Twitter anécdotas de lo que ve en Tinder –la aplicación estrella con casi siete millones de abonados en el mundo –, explica que la utiliza cuando está “desanimada” para poder intercambiar con otros usuarios.

“El buen momento”

“Con la reducción drástica de nuestras interacciones sociales debido a la pandemia, millones de personas sufren trastornos afectivos. Por eso, reaccionan tratando de hallar allí donde pueden una manera de aliviar e incluso de exteriorizar” estos problemas, analiza Julien Bernard, sociólogo de las emociones.

A Ana*, de 31 años, originaria de la ciudad española de Valladolid, la pandemia no le hizo renunciar a los encuentros amorosos. Se puso a usar Tinder, una aplicación que hasta ahora solo había utilizado puntualmente.

A finales de 2020 “me propuse hacerlo durante unos días y dejarlo si no me sentía cómoda o si no coincidía con nadie que realmente me llamase la atención”. Pero, a la primera, esta joven encontró a su pareja actual.

En Londres, Martha, de 41 años, una usuaria habitual de estas aplicaciones, busca en ellas a su media naranja. “Muchos pensamos que ahora teníamos tiempo para dedicarnos a nuestras búsquedas amorosas y que quizás era el buen momento”. Aunque por ahora, la experiencia no le ha aportado sus frutos.

PAL

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