El Día de San Valentín se acerca, pero la Ciudad de México se encuentra aletargada, triste, y el amor que en años anteriores flotaba como los globos de helio que alegremente se vendían en los cruceros y ahora son casi imposibles de encontrar, se ha desdibujado en la capital del país.
Los restaurantes, al borde de la quiebra o luchando por sobrevivir tras 11 meses de pandemia en la urbe, lucen semivacios pese a que recientemente se les permitió reabrir al aire libre, al 30% de aforo, eso sí.
Y es que en pleno Semáforo Epidemiológico Rojo, la recomendación sigue siendo permanecer en casa, a salvo de los riesgos de contagiarse de Covid-19.
Este año no habrá citas en el cine, pues todos se encuentran cerrados, no habrá besos fugaces en las salas ni enamorados tomados de la mano escogiendo los estrenos románticos en las taquillas.
Los hoteles y moteles, que en años anteriores han tenido lleno total, en esta ocasión sólo podrán operar al 30%… y aún así esperan la fecha con ansías, pues también han sufrido en sus ingresos por la pandemia.
La contingencia sanitaria que empezó en marzo de 2020 primero se robó el Día de la Madre, luego el del Padre, la Independencia, Navidad, Día de Reyes, fechas que no se pudieron disfrutar a plenitud por el miedo a los contagios.
Y algunos de los que festejaron lo pagaron caro, pues de las reuniones decembrinas se pasó a la saturación en hospitales y a las filas para conseguir oxígeno en enero.
Pero a 11 meses de que comenzó la pesadilla, la ciudad sigue resistiendo.
LEG