El inicio del nuevo Gobierno de Joe Biden en Estados Unidos, pareciera una bocanada de aire fresco, después de un periodo de extremismo y confrontación durante la administración de Donald Trump.

Los contrastes entre ambas administraciones son evidentes, al igual que las posturas de ambos presidentes. Durante el Gobierno de Trump, las descalificaciones y agresiones del titular del Ejecutivo eran cotidianas. El presidente Joe Biden ha dejado clara su posición: la moderación antes que los exabruptos. La inclusión antes que llamar a sus incondicionales. Poner en los primeros lugares de su agenda, la atención efectiva a la disminución de casos de Covid-19 y reducir las tasas de desempleo que se han visto incrementadas como consecuencia de las medidas restrictivas que se han debido implementar a nivel mundial.

Su gabinete, aprobado por el Senado, es parte de este punto de inflexión con respecto al pasado. Se deja de manifiesto, la diversidad de la propia sociedad estadounidense. A diferencia de la administración Trump en donde predominaron hombres blancos y ricos, por ejemplo, mientras que los lugares para mujeres fueron minimizados al igual que para los latinos, a pesar de lo que representan en esta sociedad.

En el Gobierno del presidente Joe Biden –desde la carismática vicepresidenta Kamala Harris- están presentes muchos de los grupos minoritarios y esto ha generado confianza y esperanza en su administración.

Las mujeres también han irrumpido en puestos estratégicos en el gobierno de Biden, de manera que en su gabinete han alcanzado la paridad. Esto abre un enorme contraste frente al Gobierno de Donald Trump, quien dejaba claro –a través de sus declaraciones y actitudes- que las mujeres eran una objeto que debía ser “estéticamente agradable”, como alguna vez lo señaló. Las anécdotas misóginas de quien encabezara por cuatro años al gobierno estadounidense, han sido ampliamente documentadas.

Pareciera que la apuesta del presidente Biden es la inclusión, al invitar a mujeres de distintos orígenes, diversas profesiones y diferentes historias, pero que cuentan con la experiencia adquirida en sus largas carreras en las áreas a las que han sido propuestas.

Muchas de ellas poco conocidas por el gran público, pero respetadas en los medios en los que se desenvuelven. Por eso la conformación del actual Gobierno de Biden marca un hito con respecto a otros administraciones.

En el medio financiero, en el que predominan los halcones, se encumbra una paloma como secretaria del Tesoro. No es la primera vez que lo hace. En el pasado había sido la primera mujer que encabezó la Reserva Federal de los Estados Unidos y eso la convirtió en una de las mujeres más poderosas del mundo. Se trata de la economista por la Universidad de Yale, Janet Yellen, quien ha dejado claro que atenderá prioritariamente el tema del desempleo en el país, antes que el inflacionario. Se dice que su esposo –premio Nobel de Economía- George Akerlof, se hace a un lado cuando la doctora Yellen entra en acción. Quienes la conocen resaltan no solo su inteligencia, su modestia, sino su capacidad para no perder la calma, aun en las peores circunstancias.

Otra veterana es la diplomática Linda Thomas-Greenfield. Cuando parecía que su carrera había concluido tras las disposiciones de renovación del servicio exterior estadounidense –implementadas en el gobierno de Trump- esta embajadora en países tan diversos como Suiza, Liberia, Pakistan, Kenia, entre otros; es nombrada como representante ante las Naciones Unidas.

Rachel Levine es una mujer transgenero, cuya dedicación a su labor profesional, en su calidad de médico pediatra, ha sido ampliamente reconocida. A partir de la pandemia, ha encabezado las acciones para contrarrestar el Covid-19. En esta administración es nombrada como Vicesecretaria del Departamento de Salud y Derechos Humanos.

Cuando llegaron procedentes de Taiwán, los padres de Katherine Tai –doctora en Derecho por la Universidad de Harvard- nunca imaginaron que un día, su hija llegaría a ser representante del Comercio Exterior de Estados Unidos. Su nombramiento deja claro que las relaciones con China son una de las prioridades para la nueva Administración. La doctora Tai fue una de los artífices para introducir estrictas normas laborales en el Tratado Económico, firmado con México y Canadá.

El nombramiento de una mujer para encabezar los servicios de espionaje de EU, causó revuelo; sin embargo, no se trata de ninguna improvisada. La abogada Avril Haines ya había laborado en las áreas jurídicas de Seguridad Nacional y, durante la administración Obama, se había desempeñado como subdirectora de la CIA. En su juventud, aprendió a pilotar aviones y junto con su marido, abrió una librería en donde, semanalmente, solía dedicar una tarde para leer poesía erótica.

No solamente se han incorporado mujeres que se forjaron en la administración pública, también mujeres políticas de carrera encabezan posiciones estratégicas. Tal es el caso de Marcia Fudge, quien se destacó como parte del ala demócrata en el Congreso –fue una de las principales representantes del Caucus Afroamericano- y se desempeñó como alcaldesa de Warrensville Heights, fue nombrada como secretaria de Vivienda y Desarrollo.

La secretaria de Energía, Jennifer Granholm, nacida en Canadá y primera gobernadora de Michigan con tan buenos resultados que fue reelecta para un segundo periodo, llega a este estratégico Ministerio con la agenda verde que incluye entre otros puntos, vehículos eléctricos y tecnologías alternativas.

La exgobernadora de Rhode Island, Gina Raimondo, es la titular de la Secretaria de Comercio. De padres italianos, con su delgada figura y firme determinación, diseñó un sistema de pensiones más equitativo, con tanto éxito que se toma como modelo en otros estados de la Unión Americana. Dentro de sus primeras declaraciones ha dejado clara su intención de reconstruir la relación comercial con China en términos más equitativos para los dos países.

La primera mujer nativa americana en ser nombrada como Secretaria del Interior, es Deb Haaland. De padre noruego y madre india, se vio obligada alguna vez a depender de los cupones alimentarios de la asistencia pública para tratar de sostener a su pequeña hija en su condición de madre soltera. Hoy ocupa un puesto estratégico en el gobierno de Biden, convirtiéndola en la más poderosa líder americana nativa. Fue una de las primeras mujeres que, provenientes de los pueblos originarios, llegaron al Congreso de EU. Ella representaba al estado de Nuevo México. Su nombramiento ha sido celebrado por diversas asociaciones civiles en Estados Unidos, que manifiestan su esperanza porque con la visión de la secretaria mitigue la crisis climática por la que se atraviesa.

Seguramente la mujer más destacada, proveniente de las comunidades hispanas, en EU que se integró al Gobierno de Biden es Isabel Guzmán, quien fue nombrada jefa de la Administración de Pequeñas Empresas. Su historia es parecida a la de muchas familias migrantes mexicanas. En su caso, sus antecesores partieron desde el estallamiento de la Revolución mexicana, procedentes de Jalisco y Aguascalientes, para refugiarse en el vecino país del norte. Hoy le corresponde apoyar al sector económico más asolado por la pandemia.

Finalmente, la doctora Rochelle Walenski, experta en enfermedades infecciosas por la Universidad de Harvard, es nombrada como directora de los Centros para el Control de Enfermedades.

La apuesta del presidente Joe Biden es por mujeres expertas, profesionales, y con una ejemplar historia de vida, que les permite tener claridad de la misión histórica que se les ha encomendado. Su visión contribuirá, seguramente, a impulsar al vecino país del norte. Pero sobre todo, servirá de referente para que otros países, impulsen en mayor medida a tener más mujeres en puestos de decisión.

 

                                                                                                                                    @Martha_Hilda