Mucho antes de la mortífera inundación repentina que devastó a principios de febrero un valle del Himalaya en India, el campesino Kundan Singh Rana, de 43 años, sabía que todas las obras realizadas en esta frágil región terminarían en desastre.
“Los ríos, las montañas y los árboles son como nuestros dioses, y cada sacrilegio tiene consecuencias”, explica a la AFP.
El 7 de febrero, un torrente se abatió violentamente sobre el valle de Rishiganga, en el estado de Uttarakhand, destruyendo todo a su paso y causando, según el último balance, 50 muertos y 150 desaparecidos.
El fenómeno se atribuyó inicialmente a la ruptura de un glaciar himalayo, pero se prevén otras hipótesis, entre ellas la formación de un lago debido al derretimiento de un glaciar, cuyas orillas habrían cedido.
Y aunque los científicos no creen necesariamente en la intervención divina, están de acuerdo en que es la actividad humana en esta frágil región la responsable de este desastre.
En primer lugar, el deshielo de los glaciares del Himalaya, debido al calentamiento climático. La causa más probable de la catástrofe sería la rotura de un trozo de glaciar de más de 1,5 km de longitud y unos 300 m de ancho que, al romperse, también se llevó una parte de las rocas a las que estaba sujeto.
Todo esto formó una represa sobre un río en las montañas, hasta que la presión del agua acumulada terminó por perforarla y vertió una enorme masa de agua, rocas y barro en el valle, arrasando en su paso casas, carreteras, puentes y a más de 200 personas.
Esta catástrofe “es claramente una consecuencia del cambio climático, y una advertencia de lo que nos espera en el futuro”, dijo a AFP H.C. Nainwal, uno de los especialistas de los glaciares que vinieron al lugar.
En la parte india del Himalaya, unos 10 mil glaciares se están derritiendo poco a poco, retrocediendo de 30 a 60 metros por década. Este derretimiento a veces forma lagos que terminan por arrastrar sus orillas y desembocar en los valles de manera brutal y destructiva.
Riesgos de las construcciones rápidas
Pero el deshielo no es el único que debilita la región. La otra causa son las explosiones de dinamita utilizadas para las grandes obras en la región del valle.
Primero están las carreteras, las que conducen a la frontera china, ampliadas para que el ejército indio pueda llegar más fácilmente desde los enfrentamientos del año pasado.
También está la autopista de 800 km que une cuatro importantes lugares religiosos, un proyecto muy querido por el primer ministro nacionalista hindú Narendra Modi.
Pero el mayor problema es la construcción de centrales hidroeléctricas en muchos ríos del Himalaya, como parte del esfuerzo de India por utilizar energía renovable de conformidad con los compromisos contraídos en el Acuerdo de París.
Más de 75 pequeños y grandes proyectos están en funcionamiento en Uttarakhand, y otras decenas están planeados. Los expertos consideran que estas construcciones rápidas no tienen en cuenta los riesgos potenciales.
Estos peligros quedaron tristemente ilustrados en 2013 cuando una inundación repentina devastó una región de Uttarakhand y mató a 6 mil personas.
La justicia india nombró entonces un comité científico encargado de examinar las causas del desastre. Este llegó a la conclusión de que la región no podía acoger sin peligro más centrales hidroeléctricas y recomendó el cese de toda construcción.
Una opinión totalmente ignorada por los sucesivos gobiernos. Los habitantes de la región dicen que sólo ven los inconvenientes de todo este desarrollo, que no les beneficia en absoluto.
En 2019 iniciaron un proceso judicial contra las canteras de arena ilegales que vierten sus residuos en el río Rishi Ganga, aumentando el riesgo de desprendimientos de tierra e inundaciones. Pero su acción no cambió nada y la deforestación y el vertido de residuos continúan sin la intervención de las autoridades.
ica