La familia García Ramos vivió la enfermedad con nueve de sus miembros: “Viví mucho dolor, tristeza y resignación (todo ese período)", dijo Maritza
Foto: Cuartoscuro / Archivo La familia García Ramos vivió la enfermedad con nueve de sus miembros: “Viví mucho dolor, tristeza y resignación (todo ese período)", dijo Maritza  

A días de que se cumpla un año del primer caso de Covid-19 en México, las historias de familias enteras que se han contagiado o han perdido a varios de sus integrantes, conforman a los más de dos millones de casos positivos y las 181 mil 809 muertes.

La familia García Ramos vivió la enfermedad con nueve de sus miembros: “Viví mucho dolor, tristeza y resignación (todo ese período)”, dijo Maritza, quien tiene 46 años, es diabética y auxilió a los suyos mediante videollamadas ante el temor a infectarse.

En una entrevista, la mujer comentó que los contagios fueron graduales, pues todos viven en un mismo domicilio en la alcaldía Álvaro Obregón, Ciudad de México, lo que propició la propagación y que en total gastaran 170 mil pesos en atención médica y servicios fúnebres.

Recordó que el virus SARS-CoV-2 llegó a su familia el 10 de enero pasado, cuando su padre y su sobrino perdieron el olfato y manifestaron otros síntomas que el médico catalogó como leves.

Una semana después, el cuñado de Maritza comenzó con la enfermedad, pero con síntomas más graves: su oxigenación cayó a 60, lo que los obligó a marcar al 911 y esperar por cinco horas una ambulancia, que no llegó.

Desesperados, optaron por paramédicos particulares, quienes llevaron al señor al Hospital Juárez de México, donde pasó tres días y luego fue trasladado al Hospital General de Zona 24 del IMSS, donde finalmente fue intubado y falleció.

En esa clínica también murió Leticia –hermana de Maritza–, quien el 20 de enero comenzó a sentirse mal y, pese a ser atendida, no logró ganar la batalla. “Mi sobrino perdió a sus padres”.

Ante la situación, la familia buscó una forma de organizarse, pero Lourdes –otra de las hermanas–también resultó contagiada. A ellos se sumaron la madre de Martiza, dos sobrinos y otro hermano.

El instinto los llevó a conseguir oxígeno para ser tratados en casa y no ir a un hospital, dijo, con tal de no perder a más integrantes.

Malabares en casa

“Nadie sabe lo que estoy viviendo hasta que les pase y solo así entenderán”, expresó Omar, cuyos padres tienen Covid-19, desde hace más de dos semanas y reciben tratamiento en casa.

Comenzó su papá… dolor muscular, síntomas de gripa, fiebre y una saturación de oxígeno inferior a 90 encendió la alerta; es diabético.

De inmediato, él y sus hermanos llamaron a una pasante de Medicina “que ha sacado a su familia adelante, nadie se le ha muerto”. El resultado de la visita: neumonía por Covid-19.

Todos comenzaron a movilizarse, comprar los medicamentos, conseguir un concentrador o un tanque de oxígeno… Y es que, un par de días antes, la familia decidió reunirse para celebrar un cumpleaños solo entre ellos; “comieron y se fueron”. En total, cuatro de seis adultos que convivieron resultaron con sintomatología.

Eso dejó a Omar, de 36 años, solo al cuidado de sus padres, malabareando para atenderlos, trabajar desde casa, preparar las comidas y llevar a cabo todos los cuidados necesarios para no contagiarse también él.

“Es muy cansado porque te vas desgastando conforme van pasando los días. Cada ruido que escuchas sales corriendo para saber si están bien o no.

“Es mucho el estrés, te paras a las 2, 3 de la mañana, o a cualquier hora y sientes mucha impotencia… ves cómo su cuerpo se va deteriorando”, externó a este diario.

Ahora, su preocupación es saber qué pasará si no acuden a recibir la vacuna contra el Covid-19, pues al vivir en la alcaldía Tláhuac, tienen cita para la próxima semana, pero aún no tienen el alta de su médico.

“No hay de otra, a darle”

A Daniel, el coronavirus le arrebató a cuatro familiares y cinco más de los parientes de su esposa. Con cubrebocas, gel y las ventanas del taxi que maneja siempre abajo, pide a sus usuarios que se cuiden.

“No hay de otra, a darle”, expresa en referencia a que pese a los fallecimientos debe continuar trabajando para salir adelante.

Residente de la alcaldía Iztacalco, comentó que las primeras muertes en su círculo cercano ocurrieron en junio pasado “cuando en las noticias decían que había muchos contagios, y en diciembre aunque había semáforo rojo, la gente salía como si le hubieran dicho ‘todos afuera'”.

Covid, muerte y periodismo (+video)

LEG