Nadie esperaba que los resultados del primer año de Gobierno arrojaran ceros en el Informe del Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública de 2019, pero las diferencias entre lo que se dice que se gasta y lo que realmente se gasta es muy grande.
Pareciera que los miembros de la 4T no están limpios de culpa. Supongamos que pueda aclararse una parte de los 67 mil 498 millones de pesos, pero dónde quedó el resto.
Simplemente en Veracruz, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez tiene una obsesión por solicitar préstamos y su Congreso lo autoriza antes de saber para qué quiere el dinero.
Ahora le dieron 300 millones de pesos, el 10 de febrero, de Bansi, S.A., Institución de Banca Múltiple. A finales del año pasado solicitó otro, con el objetivo de cubrir insuficiencias de liquidez, por mil 800 millones. El problema es que siguen pendientes muchas cuentas a proveedores, prestadores de servicio, cuentas propias y de gobiernos anteriores que se comprometió a liquidar y no se ve hacia dónde va el dinero de esos préstamos.
Pero el problema detectado por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) no se acaba en Veracruz, ahí apenas comienza.
La Auditoría encontró en la administración estatal de Veracruz un posible daño patrimonial por tres mil 115 millones de pesos, de los cuales dos mil 961 se concentran en el Gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, particularmente en las secretarías de Educación, Salud, y de Finanzas y Planeación, donde el poder tras el trono de la dependencia es su primo-hermano, Eleazar Guerrero Pérez, quien es el que realmente manda en la secretaría.
El gobernador, confiado en los halagos que le otorga el Presidente de la República, terminó por creer que tiene simpatías dentro de su estado. No es así, de hecho, puede afirmarse que si Morena pierde las elecciones en la entidad será por culpa del propio Cuitláhuac, convertido no sólo en un lastre sino en enemigo de la 4T y de su padrino, el Presidente.
El resto de los dineros cuyo destino no se explica la ASF, nadie sabe dónde están. Pareciera que el Presidente intentó salir de la práctica corrupta invitando a funcionarios y gobernadores corruptos para colaborar con él en todo.
Ahora se entiende la pasión por los programas sociales, porque es precisamente en ese renglón donde los faltantes no tienen explicación. Se dieron becas a estudiantes que no existen, que no viven en México, o que están muertos.
Es decir, no es sólo el gran desfalco que exige de una explicación inmediata, sino del desorden que implica también una fuga importante de dinero en tiempos de austeridad.
Lo mismo sucede con las pensiones a discapacitados, donde la gran mayoría de los “beneficiarios” no existe o simplemente carecen del apoyo por razones inexplicables.
Las obras que serán emblema de la actual administración tampoco tienen claridad en su aplicación. El aeropuerto de Santa Lucía tiene una diferencia de 236.3 millones de pesos. El Tren Maya, de 135.3 millones, y la construcción de la refinería Dos Bocas, de 75.5 millones de pesos.
Existe una diferencia importante en las bases de estas nuevas obras, como lo fue la cancelación del aeropuerto de Texcoco, donde se había dicho que esa decisión había costado mucho menos del verdadero costo de este capricho, entre otras oscuras cuentas.
El faltante no sólo es muy grande sino muy grave, porque en una administración donde su principal objetivo es la erradicación de la corrupción pareciera que superó a sus antecesores que tanto critican.
PEGA Y CORRE.– De gran relevancia es la visita de Alberto Fernández, presidente de Argentina, a México. Argentina y nuestro país siempre han estado hermanados en la buenas y en las malas; los pueblos han sido amigos, los gobernantes no siempre, pero la buena voluntad y el respeto siempre prevalecerá entre ambas naciones que de ahora en adelante están cada día más cerca. Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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