Frente a nosotros, hay una destrucción deliberada de la confianza, de las inversiones, de la certeza jurídica y todo sin una reacción social contundente de rechazo.
La contrarreforma eléctrica del presidente Andrés Manuel López Obrador, que ya aprobó sin cambiar una coma en la Cámara de Diputados, está fundada en una ideología nacionalista que caducó en el mundo hace muchas décadas.
Las modificaciones legislativas en materia eléctrica no son para beneficiar a los consumidores, tampoco para favorecer al sistema eléctrico nacional, están hechas, y lo dice el Presidente, para beneficiar a la Comisión Federal de Electricidad. Lo que no dice López Obrador es que, en esa búsqueda del beneficio para la empresa estatal, se afectan muchas cosas, empezando por los intereses de ese pueblo que tanto se promete defender.
Este Gobierno se aprovecha de la complejidad del tema energético para posicionar un discurso simplón, siempre con esa enorme capacidad que tienen para la propaganda.
Quizá podamos entender el daño de estas modificaciones en materia eléctrica si lo comparamos con las vacunas.
Supongamos que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) logra desarrollar esa famosa vacuna mexicana que quiere el Presidente y a la que ya bautizó como “Patria”.
Es por supuesto un ejercicio de imaginación, porque el Conacyt, bajo el mando de María Elena Álvarez-Buylla hace más grilla ideológica que ciencia, pero sirve para el ejemplo. Ahí están sus respiradores de nombre prehispánico, que los médicos especialistas han reprobado por no cumplir con las características necesarias para apoyar la asistencia respiratoria de los pacientes con Covid-19.
Entonces, imaginemos que México tiene su vacuna Patria, pero que tiene un problema: su nivel de efectividad es de apenas el 30% y que además su costo es tres veces superior a cualquier vacuna de esas que ha desarrollado la “ciencia neoliberal”, diría Álvarez-Buylla.
A pesar de eso, seguimos con el ejercicio imaginario, una mañana cualquiera el Presidente decide que hay que dejar de beneficiar a los laboratorios transnacionales del capitalismo rapaz que venden esas vacunas con las que hacen jugosos negocios. Y que, en un acto de transformación nacionalista, enviará al congreso una iniciativa para que en México solo se permita la aplicación de la vacuna mexicana Patria.
Además, lo hace dando la instrucción a su obediente mayoría que no le vaya a cambiar ni una sola coma a su ordenanza.
No se beneficiaría a la sociedad, porque las vacunas mundiales tienen un rango mayor de efectividad, algo así como el 90% en promedio. Tampoco habría un beneficio para las finanzas públicas, porque se decidió que los proveedores no concursaran, sino que fuera una asignación directa al hijo de un político de la 4T y la vacuna “Patria” resultó ser mucho más costosa que las importadas.
Saben también que con su decisión se afectarán las relaciones internacionales, porque se incumplirán contratos con las farmacéuticas del mundo que ya estaban firmados. Pero con esa decisión se beneficiará a los organismos públicos de la ciencia y con ello apuntalar el proyecto de la 4T.
Esto, que esperemos que nunca suceda, es lo que hoy pasa con el sector eléctrico.
@campossuarez