El ejército estadounidense atacó este jueves instalaciones en el nordeste de Siria utilizadas por milicias respaldadas por Irán, dejando al menos 17 muertos, en represalia por los recientes ataques con cohetes contra ubicaciones de tropas estadounidenses en Irak, dijo el Pentágono.
En su primera acción militar contra grupos vinculados a Irán desde que Biden asumió la presidencia hace cinco semanas, el Departamento de Defensa dijo que había llevado a cabo ataques aéreos en un punto de control fronterizo entre Siria e Irak utilizado por esos grupos, destruyendo “múltiples instalaciones”.
“Bajo la dirección del presidente (Joe) Biden, las fuerzas militares estadounidenses realizaron a principios de esta noche ataques aéreos contra la infraestructura utilizada por grupos de milicianos respaldados por Irán en el este de Siria”, dijo el portavoz John Kirby en un comunicado.
“Estos ataques fueron autorizados en respuesta a los recientes ataques contra el personal estadounidense y de la Coalición en Irak, y a las continuas amenazas a ese personal”, dijo.
La ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) dijo que 17 personas murieron luego que el ataque destruyera tres camiones cargados con municiones provenientes de Irak cerca de la ciudad siria de Bukamal.
Todos los muertos pertenecían a la fuerza de Hashed al-Shaabi, patrocinada por el estado de Irak y que agrupa a diversas milicias pequeñas que tienen vínculos con Irán.
Kirby dijo que el objetivo era un punto de control fronterizo utilizado por grupos armados iraquíes respaldados por Irán, incluidos Kataeb Hezbollah y Kataeb Sayyid al-Shuhada.
Represalias por ataques con cohetes
El ataque llegó después de tres ataques con cohetes contra instalaciones situadas en Irak y que son utilizadas por las fuerzas estadounidenses y de la coalición que luchan contra el grupo Estado Islámico.
Uno de esos ataques, a un complejo militar en Arbil, la capital de la región kurda, el 15 de febrero, mató a un civil y a un contratista extranjero que trabajaba con las fuerzas de la coalición y en él resultaron heridos varios contratistas estadounidenses y un soldado.
Los ataques en Irak llevados a cabo por grupos que se sospecha que operan bajo la dirección de Irán supusieron un desafío para la nueva administración de Biden, en un momento que abre la puerta a reanudar las negociaciones con Teherán sobre su programa nuclear.
La administración estadounidense dice que quiere reanimar el acuerdo de 2015, del que el expresidente Donald Trump salió en 2018, y que tiene como objetivo congelar las aspiraciones nucleares de Irán.
Pero Washington también considera a Teherán como una amenaza continua para la seguridad en Oriente Medio y sostiene que no tolerará “actividades malignas” llevadas a cabo por la República Islámica.
Estados Unidos sospecha que Irán está buscando una oportunidad para vengar el asesinato por fuerzas norteamericanas del general Qasem Soleimani, un año atrás.
Soleimani, un alto oficial del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán, fue el enlace clave de Teherán con los grupos y personalidades aliados en Irak, Siria, Líbano y otras partes de la región.
Murió en un ataque con aviones no tripulados estadounidenses justo cuando llegaba a Bagdad para reunirse con los principales funcionarios iraquíes.
El portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, dijo el lunes que Estados Unidos “responsabilizaría a Irán por las acciones de sus representantes que atacan a los estadounidenses”, pero que no “arremeterá” y correrá el riesgo de desestabilizar a Irak.
Kirby calificó los ataques del jueves como “proporcionales” y dijo que “se llevaron a cabo junto con medidas diplomáticas”, incluida la consulta con socios estadounidenses de la coalición anti-EI.
Pero también dijo que estaba diseñado para reducir la tensión en el este de Siria e Irak.
“La operación envía un mensaje inequívoco: el presidente Biden actuará para proteger al personal estadounidense y de la Coalición”, dijo.
ICA