“Nosotras como policías no venimos a agredir; el equipo antimotín que tenemos es para protegernos, pero la gente nos agrede y humilla… que no se les olvide a las manifestantes que somos madres, hijas de familia”, expresa Alma, nombre ficticio de la uniformadas, quien no quiso dar su nombre para evitar alguna sanción por parte de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).
Ella es parte de las dos mil 700 policías mujeres que participaron ayer en la vigilancia y resguardo de la marcha por el Día Internacional de la Mujer, y es por ello que debe observar la manifestación contra la violencia de género tras un casco antimotines.
“El movimiento #8M está perfecto siempre y cuando no agredan ni denigren la imagen de nuestra ciudad, porque al final México es de todos”, dice a 24 HORAS.
Comenta que la conmemoración es importante porque se debe levantar la voz y manifestó que la libre expresión no debería llegar a las agresiones, así no tendrían que utilizar el equipo antimotín.
“Lo que no me gusta es la forma en que este grupo feminista exige sus derechos, el problema es la expresión agresiva en contra de las policías y el querer derribar las vallas para dañar los edificios y monumentos históricos”.
Sus materiales de trabajo son un escudo, casco y extintores, porque luego les avientan vidrios, palos y bombas molotov: “de alguna manera tenemos que protegernos, ya hemos tenidos compañeras lesionadas, golpeadas y sinceramente el uniforme que tenemos no es muy funcional. Entonces mandas a reforzar el uniforme y viene saliendo como en dos mil pesos”.
Alma reconoce que son pocos los ascensos y un agente con rango percibe entre 14 a 15 mil pesos, mientras que un policía raso cerca de ocho mil 500; añade que la necesidad los obliga a conseguir un empleo y las prestaciones son mejores que en otras empresas.
“Lo único que nos deja es hacer carrera policial. Muchas personas creen que somos ignorantes. Tenemos preparación, lamentablemente la sociedad no tiene idea de lo que es ser un policía porque es vocación y amor al trabajo”.
Por su parte, Sara, quien también es un nombre ficticio, refiere que siempre quiso ser policía, pero reconoce que es triste que siempre reciben agresiones: “lo que me llevo es que estamos aquí para cuidarlas no somos los enemigos y si me dieran a escoger de nuevo mi profesión, lo haría otra vez”.
CIFRAS
62 policías y 19 civiles lesionadas durante la marcha
9 policías y una civil fueron trasladadas a un nosocomio para su atención
2 mil 700 agentes desplegadas para vigilar la marcha feminista
Por pánico, prefieren cerrar temprano
Comerciantes del Centro Histórico coincidieron en que para evitar daños y saqueos, como se ha registrado en marchas pasadas, eligieron cerrar temprano.
Detallaron que optaron por abrir aunque sea unas horas, pues ante el golpe económico que sufrieron a causa del Covid-19, combinado con las restricciones por el Gobierno de la Ciudad de México, no se podían dar el lujo de continuar cerrando sus negocios de forma total.
Arisbeth Sosa, dueña de un local comercial en la calle Madero, señaló que aunque tienen un seguro de daños optó por no arriesgar a sus empleados ni su negocio, por lo que cerró a las 12:00 horas.
Comentó que, tras la experiencia adquirida en marchas pasadas colocó vallas de metal fuera de su local. En tanto, Aristeo Guerrero, un trabajador de una tienda de deportes, resaltó que también cerró el local donde trabaja en punto de las 13:0 horas, para evitar posibles agresiones por parte del contingente.
Además, expuso que perderían más permaneciendo abiertos, por toda la ropa que pudieran saquear personas encapuchadas, por lo que es mejor cerrar temprano y abrir hasta el otro día.
“Después de tantas malas y amargas experiencias, optamos que sale más barato cerrar a permanecer abiertos, pues ya nos han saqueado varias cosas en las marchas pasadas, además nuestra integridad vale más”, indicó.
AR