Alonso Tamez

Hay un sector de la oposición convencido de que López Obrador intentará reelegirse, o bien, ampliar su mandato. Esta visión, que nació antes de la elección de 2006, está basada en el argumento “AMLO = Hugo Chávez”.

Hagamos un ejercicio mental informal: ¿qué pasaría si López Obrador anunciara que busca quedarse en la presidencia para, digamos, “consolidar la cuarta transformación de México”?

Primero, sería un escándalo internacional considerable. Habría salida de capitales, en anticipación a la inestabilidad política en México. Además, probablemente habrían señalamientos condenatorios, o al menos suspicaces, desde el Gobierno de los EE.UU., y tal vez de Canadá y la UE.

Al interior de MORENA, es posible que el ala moderada abandone al presidente. Los radicales intentarían calmar a la sociedad con argumentos falaces de tipo “en muchos países hay reelección” y “si AMLO se va, regresara la derecha”.

La oposición, por su parte, llamaría a la sociedad a las calles en protesta. El ambiente en las Cámaras federales sería tenso. Es probable que todo diálogo entre oposición y gobierno se rompería, al menos inicialmente.

Habrían algunas renuncias de personajes decentes del gabinete. Al ser los más afectados, los presidenciables Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard posiblemente comenzarían a operar contra el presidente—a menos que este los obligue al silencio con promesas políticas, dinero, o amenazas—.

También habrían diversas dudas al interior de las Fuerzas Armadas. El presidente tendría que apaciguarlas con celeridad dándoles contratos y poder, especialmente a la cúpula del Ejército.

Los grandes empresarios del país tendrían que ser fuertemente beneficiados o amenazados, y rápido, por el gobierno. Ello haría que, al menos en el corto plazo, estos no financien acciones contra el presidente.

En otras palabras, para apaciguar las revueltas contra su permanencia, López Obrador tendría que, en el mejor de los casos, sobornar a varios actores políticos; y en el peor de los casos, amenazarlos y reprimirlos.

El costo sería muy elevado y la apuesta demasiado arriesgada. Ojo: esto no significa que no pueda pasar. Pero esa oposición excesivamente paranoica parece no tomar en cuenta todas las reacciones negativas que generaría
una postura del presidente a favor de su propia reelección. El riesgo real, más bien, es que López Obrador entregará un país desvalijado en 2024.

@AlonsoTamez