Con el cambio presidencial en Argentina del pasado diciembre, la cúpula del poder -ahora a cargo de Alberto Fernández-, decidió voltear hacia México y romper con su socio histórico, Brasil, reflexionó Natalia Saltalamacchia, doctora en Estudios Latinoamericanos.
Y es que el principal socio político, comercial y transfronterizo de Argentina es Brasil, por lo que es tradición que sus presidentes realicen el primer viaje al extranjero al país amazónico.
Sin embargo, Fernández hizo su primer viaje foráneo a México, rompiendo el rito. La docente del ITAM observa que la relación entre el amigo del kirchnerismo y Jair Bolsonaro (el mandatario brasileño), es complicada.
Las tensiones son producto de las diferencias ideológicas de los líderes. Bolsonaro es de extrema derecha, y en Fernández prevalecen tendencias hacia la izquierda.
La animosidad en la relación creció durante la campaña electoral argentina, y el presidente Bolsonaro criticó la elección de Fernández, detalló la internacionalista.
“El presidente de Argentina se da cuenta que está en una posición acorralada en el Cono Sur, entre gobiernos de centroderecha, y busca aliados hacia el norte de América Latina, en este caso, México” detalló la experta.
La alianza México-Argentina fue posibilitada por la afinidad ideológica considerada progresista entre Fernández y Andrés Manuel López Obrador.
La académica añade que la relación cobra importancia de alto perfil “porque el presidente argentino -quien viajó a México a finales de febrero-, la busca y la cultiva”.
LEG