El gobierno de Estados Unidos expresó su determinación para hacer frente al racismo contra los miembros de su comunidad asiática, tras una masacre a mano armada en varios salones de masaje que dejó el martes ocho muertos en Atlanta y sus alrededores.
“El Congreso los está viendo, es solidario y hará todo lo que pueda para protegerlos”, dijo a la comunidad asiática el legislador demócrata Steve Cohen durante una audiencia en la Cámara de Representantes.
El presidente Joe Biden, que irá a Atlanta el viernes, anunció un cambio de programa en su visita, y en vez de presentar su programa económico se reunirá con líderes asiático-estadounidenses para “discutir los continuos ataques y amenazas contra su comunidad”.
Detenido tras haber disparado al interior de tres salones de masajes asiáticos, Robert Aaron Long, un hombre blanco de 21 años, confesó ser el autor de la masacre. Seis de las ocho personas asesinadas eran mujeres de origen asiático.
Sin embargo, este hombre de Woodstock (Georgia) -que enfrenta ocho cargos de asesinato y uno de agresión agravada por los tiroteos- afirma que no estaba motivado por el odio racial, y durante su interrogatorio se presentó como un “obseso sexual” deseoso de suprimir “una tentación”.
“Sus móviles siguen siendo investigados, pero no parece haber tenido una motivación racista”, dijo el director del FBI Chris Wray a la radio NPR.
– “Supremacismo blanco” –
“Para muchos estadounidenses de origen asiático, los impactantes sucesos del martes se sintieron como la inevitable culminación de un año en el que se registraron casi 3.800 incidentes de odio contra los asiáticos”, dijo el legislador Cohen, en una audiencia de un subcomité de la Cámara de Representantes en Washington.
Los incidentes antiasiáticos se volvieron “cada vez más violentos a medida que la pandemia de covid-19 se agravaba”, dijo el demócrata Cohen.
“El supremacismo blanco nos mata, realmente”, dijo a la AFP Stephanie Cho, de la organización Asian Americans Advancing Justice de Atlanmta.
La asociación Stop AAPI Hate fue informada de más de 3 mil 800 amenazas y agresiones contra los estadounidenses de origen asiático en 2020.
“Debería considerarse que se trata de crímenes racistas porque se sabe que es el caso”, dijo durante un acto el candidato a la alcaldía de Nueva York y exprecandidato presidencial demócrata Andrew Yang.
El empresario contó que creció “con una impresión constante de invisibilidad, burla, desprecio”, pero agregó, con la voz temblorosa, que esta hostilidad “se transformó de manera mortal, virulenta, odiosa”.
Los militantes antirracistas y los demócratas acusan al expresidente Donald Trump de haber alentado el racismo al haber llamado “virus chino” o “peste china” al coronavirus.
Entre los que testificaron ante el panel de la Cámara de Representantes había cuatro congresistas de origen asiático.
El republicano de mayor rango en el panel, Chip Roy, de Texas, dijo que las víctimas de los tiroteos de Atlanta merecen justicia y que se había asistido a una “tragedia”, pero expresó su preocupación por el derecho a expresar críticas a los dirigentes de China.
Estas declaraciones provocaron indignación entre algunos legisladores.
“Usted puede hablar de los problemas con otros países, pero no tiene necesidad de tomar como blanco a los estadounidenses de origen asiático”, respondió la legisladora demócrata Grace Meng, integrante de esa comunidad.
Varias grandes ciudades, desde Chicago a Los Ángeles, se comprometieron a reforzar la presencia policial en los barrios donde viven los estadounidenses de ese origen.
“Los asiático-estadounidenses no deben ser utilizados como chivos expiatorios en tiempos de crisis: hay vidas en juego”, dijo Judy Chu, demócrata de California. “Es fundamental que el Congreso tome medidas audaces para hacer frente a esta pandemia de discriminación y odio”.
– “Destrozado” –
A última hora de la tarde del martes, Robert Aaron Long atacó un salón de masajes en Acworth, a unos 60 km de Atlanta, matando a cuatro personas e hiriendo a otras dos.
Una camarera de un restaurante de comida rápida local que vino a recibir un masaje con su esposo es una de las víctimas.
Más tarde abrió fuego en otros dos salones más, ubicados en la gran ciudad del sur, asesinando a otras cuatro personas.
“Había frecuentado ambos sitios”, dijo Charles Hampton, un oficial de policía de Atlanta, en una conferencia de prensa el jueves.
Según los investigadores, Long quería ir a Florida para atacar un establecimiento “vinculado a la industria del porno”, pero la policía puso fin a su juerga asesina gracias a las cámaras de vigilancia y la ayuda de su familia.
Detenido, el joven aseguró tener un problema de “adicción sexual”. Se había tratado en establecimientos de rehabilitación de drogadictos, según la prensa estadounidense.
Uno de sus antiguos compañeros de habitación describió a The New York Times a un hombre “destrozado” entre su fe y su apetito sexual.
Asistía con regularidad a salones de masajes para adultos, pero temía “perder la gracia de Dios”, aseguró Tyler Bayless al diario.
fahl