De origen tropical, específicamente brasileña, la jacaranda llegó para pintar la ciudad con sus flores de tonalidad morada o púrpura.
Pese a su origen extranjero, este árbol de la familia de las mimosas llegó para quedarse en el paisaje urbano mexicano.
A inicios de febrero y hasta finales de abril, el vivo color de las jacarandas contrasta con el de otras especies arbóreas, tapizando banquetas y arroyos vehiculares con sus flores moradas.
Debido a que esta especie es selvática, sus raíces tienden a ser agresivas para el asfalto urbano, al romper pavimentos, concreto, instalaciones eléctricas e incluso, tuberías y drenaje.
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