Con una confrontación abierta entre el árbitro electoral y los principales líderes de Morena, incluido el Presidente, quien se ha convertido en blanco de las críticas de la oposición, así como un escenario de riesgo de la tercera ola de la epidemia de Covid-19, iniciarán las campañas de la elección más grande en la historia del país.
Durante 60 días, miles de candidatos competirán por los casi 20 mil cargos en juego, incluidas 500 diputaciones federales, 15 gubernaturas y 30 congresos locales.
Las campañas que iniciarán el próximo domingo podrían catalogarse como sui géneris, debido a que por primera vez se llevarán a cabo en medio de una pandemia que ha causado la muerte de más de 200 mil mexicanos; además, por primera vez, en la mayoría de cargos funcionará la reelección: diputados federales, legisladores locales, alcaldes y presidentes municipales.
Las campañas estarán aderezadas con una confrontación directa de Morena y el Gobierno con las autoridades electorales: apenas la semana pasada, Andrés Manuel López Obrador realizó intensas críticas al Instituto Nacional Electoral (INE), al que acusó de jugar sucio y atentar contra la democracia.
A la confrontación se sumaron los líderes de Morena en el Senado y Cámara de Diputados: Ricardo Monreal e Ignacio Mier, así como la jefa de Gobierno de México, Claudia Sheinbaum, quienes manifestaron que el árbitro electoral está tomando partido y tiene una inclinación antiAMLO y antiMorena.
El INE ha votado acuerdos, que a juicio de los liderazgos de Morena, son con dedicatoria a evitar que el movimiento de la cuarta transformación obtenga la mayoría en la próxima integración de la Cámara de Diputados.
Entre las decisiones criticadas está un acuerdo para evitar la sobrerrepresentación de una sola fuerza política en la próxima Legislatura, debió a que se modificaron las reglas de asignación de diputados plurinominales, con lo que los candidatos no podrán postularse por un partido y cambiarse a otro al ganar la elección.
Otro de los acuerdos es el que prohíbe al Presidente opinar sobre los consejeros, el INE, partidos, candidatos y coaliciones en sus mañaneras o cualquier otro foro durante los 60 días de campañas.
Y además, hace unos días, el órgano electoral canceló casi 40 candidaturas de Morena por no entregar informes de campaña, incluidas las de gobernadores a Michoacán y Guerrero, así como diputados federales, por lo que Mario Delgado, acusó a las autoridades electorales de ser gatilleros de la oposición.
Las campañas también iniciarán con un escenario donde es la primera vez por lo menos en los últimos 10 años, según una revisión de este diario, donde un Presidente, previo a iniciar el proselitismo, acusa al INE de parcialidad y pone en tela de juicio su trabajo.
Con ese escenario de polarización entre el INE, encargadas de la fiscalización e instalación de casillas de elecciones locales y federales, iniciará el próximo domingo las campañas, para que el 6 de junio, 93 millones de mexicanos puedan ejercer su voto.
ACUSA PAN RETROCESO
En tanto, el líder nacional de Acción Nacional, Marko Cortés y el coordinador de los diputados federales panistas, Juan Carlos Romero Hicks, defendieron ayer al INE de las críticas de parte del Ejecutivo federal y Morena.
Cortés señaló que la administración federal y su partido tienen como objetivo desacreditar al INE, porque quieren controlar las elecciones como ocurría en la época de los presidentes Luis Echeverría y José López Portillo.
“López Obrador no tiene que estar opinando de las resoluciones del INE, debe ubicarse en su responsabilidad como jefe de Estado, no como jefe del partido de Morena, recordemos que como candidato derrotado en 2006 demostró su perfil autoritario y fuera de la legalidad, ahora lamentablemente como presidente, busca seguir mandando al diablo a las instituciones, a la Constitución y a las leyes”, acusó.
El líder panista consideró que durante el Gobierno morenista, el mandatario no ha querido que nadie lo vigile, busca la total opacidad y discrecionalidad de los años setentas.
Por otra parte, Romero Hicks expuso que los partidos políticos tienen el legítimo derecho de oponerse a las decisiones de la autoridad electoral e incluso es positivo para la salud democrática del país, “pero que desde el Poder Ejecutivo federal o estatal quieran influir en él, es un camino hacia el autoritarismo al que no queremos transitar los mexicanos”.
fahl