La ilusión mueve los pasos Rafael Nadal en el Barcelona Open, donde esta semana disputará su segundo torneo de la gira de tierra batida. El español, que alcanzó los cuartos de final del Rolex Monte-Carlo Masters la semana pasada, llega dispuesto a buscar una oportunidad: plasmar en competición las buenas sensaciones de los entrenamientos y avanzar en la dirección correcta.

“Llego bien al torneo. Después, la pista y la competición dictaminarán donde estoy realmente”, explicó.

Personalmente estoy bien, estoy feliz de estar aquí en Barcelona otro año más después de no haber podido estar el año pasado. Tengo ilusión de jugar en España una vez más. Dos semanas seguidas en nuestro país siempre hacen ilusión. A partir de ahí, intentar hacer las cosas lo mejor posible para disfrutar del día a día”.

El mallorquín llega a Barcelona con una experiencia todavía caliente en las manos, después de ser superado por Andrey Rublev en los cuartos de final de Montecarlo. Un encuentro en el que su servicio funcionó por debajo de lo esperado.

“Las conclusiones estaban claras desde el comienzo”, advirtió el español. “Lo de Montecarlo a día de hoy es pasado.

Las derrotas, aunque no sean agradables ni positivas, ponen a cada uno en su lugar. Mi lugar es el que me dio el torneo de Montecarlo. Ahora estamos en Barcelona y espero estar listo para competir al nivel que necesito. De los partidos se analizan cosas, hay cosas a mejorar. Más allá de la derrota, fue un partido extraño. Se puede perder ante un gran jugador como es Rublev. Más allá de eso, hice cosas que estuvieron mal y fueron algo sorpresa”, explicó Nadal.

Acompañado por Francis Roig y Carlos Moyà en Barcelona, donde ha trabajado con fruición el servicio, el balear busca estar lo mejor preparado posible cuando la competición le exija rendimiento. Y trata de colocar la razón por encima de todo para analizar lo sucedido.

LEG