Brasil, hogar del Cristo Redentor, una de las maravillas del mundo; tierra de la caipiriña, los carnavales, la bossa-nova y el fútbol, disciplina que les ha entregado un pentacampeonato mundial, vive hoy una situación crítica causada principalmente por dos fenómenos: un virus fuera de control y la constante quema del Amazonas, una de las reservas naturales más grandes del mundo; ambos problemas incrementados por el desinterés de su presidente, Jair Bolsonaro.
El Covid-19 en Brasil ha provocado aproximadamente 381 mil muertes, alcanzando un punto máximo de 4 mil muertes en 24 horas, cifra registrada en la primera semana de abril y que ha repercutido en que el país promedie poco más de 3 mil fallecimientos diarios, según ha informado el Ministerio de Sanidad brasileño.
El gerente de incidentes para Covid-19 de la Organización Panamericana de la Salud, Sylvain Aldighieri, señaló que Brasil fue el motor de la epidemia en las Américas durante el segundo semestre de 2020, dando ejemplo de cómo una aplicación parcial de las medidas de salud pública repercutió negativamente en el desarrollo general de la enfermedad.
Bolsonaro, mientras, declara que “tienen que dejar ser un país de maricas”, (10 de noviembre de 2020). Pero el Presidente no solo se ha tomado a la ligera este nuevo virus, sino que también ha demeritado el calentamiento global y ha llegado a afirmar ante la ONU que se trata de una falacia que el Amazonas sea el pulmón del planeta y negó que esté siendo devastado por los incendios, mismos que son causados por las queimadas, actividad que consisten en la quema extensiva de un área, muchas veces federal, para beneficio de la agricultura. Solo en 2020 se identificaron 8 mil 426 kilómetros cuadrados de selva perdida, esto de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE, por sus siglas en portugués) de Brasil, estancia que también detectó 222 mil 798 focos de fuego.
Es así como el país se dirige a elecciones presidenciales, en 2022. Con el nombre de Lula da Silva resonando…
LEG