El papel nocivo del cigarro ha sido ampliamente demostrado desde hace mucho tiempo y constituye uno de los problemas más graves de salud pública a nivel mundial: según la Organización Mundial de la Salud (OMS) cobra alrededor de ocho millones de vidas al año en todo el mundo, debido a enfermedades su relación directa con enfermedades pulmonares o cardíaca, pero el consumo de tabaco es más perjudicial en las personas mayores.
El problema al que se enfrentan los adultos mayores, no solo limita su esperanza de vida, sino que además aumenta el riesgo de otros padecimientos (cáncer, enfisema, bronquitis crónica, demencia y Alzheimer, entre otros).
Asimismo, es conocido que abandonar este hábito a cualquier edad produce beneficios inmediatos y a largo plazo en la salud, aunque entre las personas de la tercera edad la mejora de la calidad de vida es especialmente significativa, por las características inherentes al propio envejecimiento, tales como los cambios fisiológicos y comorbilidad, así lo señala la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).
La tecnología avanza y hoy las nuevas alternativas para el consumo de tabaco y nicotina (cigarros electrónicos, vapeadores y dispositivos de tabaco calentado) han revolucionado la adherencia a los esfuerzos internacionales, un ejemplo de ello es como el departamento de Salud británico que desde 2015 se pronunció en favor del cigarro electrónico como una medida para frenar el consumo anual de cigarros.
Investigaciones apoyadas por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés), los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) coinciden al señalar que, aunque los adultos mayores de 60 años hayan fumado durante décadas, dejar de fumar en cualquier momento de su vida puede mejorar su salud con grandes beneficios: mejor respiración y circulación sanguínea; mayor energía y sentido del gusto y del olfato; menor riesgo de padecer cáncer, ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y enfermedades pulmonares, e incluso la muerte.
Por su parte, el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA), división de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), señala que para romper la adicción, este sector de la población podría necesitar ayuda para enfrentar el deseo de la nicotina de su organismo, con productos de reemplazo de la nicotina (chicles, parches, pastillas); también existen alternativas para el consumo de tabaco, como cigarros electrónicos, vapeadores y dispositivos de tabaco calentado, todas opciones sin combustión que utilizan más de un millón de personas.
Aun así, en México estas alternativas al cigarro se ven amenazadas ante las propuestas que hoy existen el el país, para reformar la Ley General para el Control del Tabaco y prohibir, de tajo y sin discusión clara y objetiva, la importación, exportación, fabricación y venta de estos artículos; decisión que afectaría a 15 millones de fumadores al coartar su derecho a conocer y optar por alternativas para el consumo de tabaco y/o nicotina que pueden representar menor riesgo a su salud .
“Los fumadores merecen alternativas que les ayuden a reducir los daños del tabaco combustible, el cigarro electrónico es una de ellas. México requiere la regulación proporcional de estos productos. Seguiremos luchando por dar a conocer información verificable y sensibilizar a las autoridades sanitarias, a los políticos, a los medios y a la población en general de la necesidad de debatir en forma abierta e incluyente la implementación de políticas públicas de reducción de daños y riesgos en tabaquismo, especialmente para aquellos que no pueden o no quieren dejar de fumar”, suscribe la asociación civil Pro-Vapeo México A.C.
En la búsqueda por erradicar el tabaquismo en las futuras generaciones, gobiernos de todo el mundo han analizado e implementando diversos programas para el control del tabaco. Por ejemplo, Nueva Zelanda quiere convertirse en un país libre de humo en 2025, y ya cuenta con un ambicioso proyecto que pretende prohibir la venta de cigarrillos y productos de tabaco a cualquier persona nacida después de 2004.
Estados Unidos también implementó una estrategias para reducir el tabaquismo: la autorización la Food and Drug Administration (FDA) para la comercialización del sistema de calentamiento de tabaco IQOS, de la empresa Philip Morris, como producto de tabaco de riesgo modificado (MRTP), entendiéndose que tiene una menor exposición a químicos dañinos a comparación del tabaco tradicional.
Según cifras oficiales del Gobierno, en México existen aproximadamente 15 millones de fumadores, y aunque los expertos siguen recalcando que fumar, en cualquiera de sus variantes, sigue siendo una actividad perjudicial para la salud, también apuntan a las posibles ventajas que suponen estas nuevas alternativas disponibles gracias a la ciencia y la tecnología, como estrategias complementarias a los esfuerzos de prevención y cesación para lograr una reducción sistemática en el consumo de cigarros de manera mucho más eficaz que con prohibiciones y restricciones.
fahl