El despertar de los dos tenistas más ganadores de Grand Slams de la historia tuvo un episodio peculiar el 2 de mayo de 2007, cuando ambos tuvieron un encuentro de exhibición en la denominada “Batalla de las Superficies”. Una cancha fue dividida en dos; en una parte la superficie era pasto, mientras que la otra arcilla.
Esta idea se fraguó para poner cara a cara a los número uno y dos del mundo en ese momento. Federer venía de consagrarse por cuarta ocasión en Wimbledon y comenzaba la cosecha de títulos en los torneos grandes, mientras que Nadal ya había empezado su reinado en Roland Garros, donde había conquistado los torneos de 2005 y 2006.
La cita fue en Mallorca, hogar de Nadal. Un juego de fantasía que si bien nunca podía darse en un torneo oficial, los aficionados y organizadores los hicieron oficial por un momento. Ahí entonces salieron ambos tenistas a jugar y en especial, a divertirse.
Con liviandad y exponiendo algunas de sus mejores armas, el suizo y el español se enfrascaron en un duelo que tuvo como vencedor al de Palma de Mallorca por parciales de 7-5, 4-6 y 7-6.
Se presume que el centro llovieron alrededor de 200 millones de personas alrededor del mundo, una cifra apabullante para un encuentro amistoso, pero muy particular.
Tanto Federer como Nadal mantuvieron una hegemonía varios años después en sus respectivas superficies predilectas. Por una parte, el de Basilea ganó cuatro títulos mas en Wimbledon para sumar ocho hasta a la fecha. En tanto, el isleño sumó 11 títulos más en Roland Garros.
Desde entonces, no se ha vuelto a repetir algo semejante, pese a que se llegó a discutir la posibilidad de replicar el evento. Quizá la gran competencia que surgió y los calendarios a tope que tuvieron por años, imposibilitó la opción de una revancha de un partido que queda como anécdota en el tiempo y una fortuna para aquellos que pudieron estar en la Palma Arena para presenciar la exhibición.
fahl