El presidente Joe Biden aprovechó ayer el décimo aniversario de la operación que mató al líder yihadista Osama bin Laden para reafirmar su decisión de retirar todas las tropas estadounidenses de Afganistán.
“Seguimos a Bin Laden hasta las puertas del infierno y lo atrapamos”, sostuvo Biden en un comunicado difundido por la Casa Blanca, “mantuvimos la promesa a todos los que perdieron a sus seres queridos el 11-S: que nunca olvidaríamos a los que habíamos perdido, y que Estados Unidos nunca vacilaría en su compromiso de impedir otro ataque contra nuestra patria”.
Biden, que anunció el mes pasado que pondría fin a la guerra más larga de Estados Unidos antes del 11 de septiembre, elogió al entonces presidente Barack Obama por su decisión de 2011 de aprobar la operación secreta contra el líder de Al Qaida, y alabó a las fuerzas especiales que la llevaron a cabo en Pakistán.
Ver la operación a distancia desde una abarrotada sala de crisis de la Casa Blanca, dijo Biden, fue “un momento que nunca olvidaré”.
Fuego vivo
Los combates entre las fuerzas afganas y los talibanes dejaron más de cien muertos entre los insurgentes en las últimas 24 horas, informó el domingo el ministerio de Defensa, un día después de que las tropas estadounidenses empezaran a abandonar el país.
Los talibanes y las fuerzas gubernamentales se enfrentaron en varias provincias, incluyendo el otrora bastión insurgente de Kandahar, donde el ejército estadounidense llevó a cabo un “bombardeo de precisión” el sábado.
Además, 52 combatientes talibanes resultaron heridos en los enfrentamientos, según el ministerio, que no precisó las pérdidas registradas entre las tropas gubernamentales.
LEG