Ubicada en la esquina de Eje Central y Madero en el Centro Histórico de la CDMX, se encuentra el rascacielos más emblemático de la ciudad: la Torre Latinoamericana, que el pasado viernes cumplió 65 años de historia. Desde su fundación el 30 abril de 1956, este gigante de acero ha acompañado a los chilangos en su vida diaria y ha presenciado los sucesos que conmocionaron a la capital del país.
En 1946, la Secretaría de Hacienda otorgó el permiso a la compañía de seguros La Latinoamericana de construir el que sería entonces el rascacielos más alto en América Latina. El arquitecto Augusto H. Álvarez y el ingeniero Leonardo Zeevaert fueron los encargados de llevar las riendas del proyecto.
Una década después, la Torre Latino había finalizado su construcción y fue inaugurada oficialmente el 30 de abril de 1956. Al principio, la compañía de seguros ocupaba del cuarto piso hasta el octavo y el resto del espacio se ofrecía como oficinas en alquiler. Con 182 metros, obtuvo el récord de el rascacielos más alto fuera de Estados Unidos.
Pero la altura no fue lo único que destacó en esta construcción, pues fue el primer rascacielos en ser construido en una zona de alto riesgo sísmico, siendo pionero en una innovadora técnica de construcción y sirviendo como ejemplo para la cimentación de futuras edificaciones alrededor del mundo.
Apenas un año después de su inauguración, la tierra pondría a prueba la capacidad de la torre: el 28 de julio de 1957 se registró un terremoto con magnitud de 7.7 de intensidad con epicentro en Guerrero y que afectó a toda la zona centro, en especial a la Ciudad de México, dejando un saldo de 700 muertos y 2,500 heridos, según cifras oficiales.
En aquel temblor varias edificaciones se derrumbaron e, inclusive, la escultura de la Victoria Alada (mejor conocido como el Ángel de la Independencia) cayó de su columna. Sin embargo, la Torre Latino resistió con creces el siniestro gracias a su estructura de acero y pilotes profundos, ganando así prestigio a nivel internacional.
Por lo anterior, el Instituto Norteamericano de la Construcción de Acero otorgó un reconocimiento a los arquitectos e ingenieros de la torre por ser “el edificio más alto que jamás haya sido expuesto a una enorme fuerza sísmica”. Dicha descripción está inscrita en las placas del vestíbulo y mirador del edificio.
Desde entonces, se le conoce como uno de los lugares más seguros en caso de sismo. Resistiendo no sólo el temblor del 57, sino también el trágico terremoto del 85 y el más reciente de 2017. La Torre Latinoamericana está diseñada para resistir un terremoto de hasta 9 grados de intensidad.
Actualmente, el edificio sigue siendo sede de La Latino Seguros, pero también de los museos Bicentenario y de la Ciudad de México, del restaurante Miralto y del mirador más famoso de la ciudad donde se puede apreciar la CDMX desde las alturas, además de contar con cafetería y tienda de recuerdos.
Hoy en día, 65 años después de su inauguración, “La Latino” ya no es el rascacielos más alto siquiera de la Ciudad de México. Sin embargo, por su historia, innovación y reconocimiento, este monumento histórico sigue siendo uno de los favoritos de los chilangos y el rascacielos más icónico de la capital del país.
PL