El presidente del Gobierno de España, el socialista Pedro Sánchez, viajó ayer a Ceuta para atender la crisis migratoria que afecta desde el lunes a este puerto español al norte de África. Y es que alrededor de 8 mil migrantes, que incluyen unos mil 500 menores, llegaron nadando y en pequeñas balsas desde Marruecos, la nación colindante.
Al tiempo que Sánchez aterrizaba en el helipuerto de Ceuta (que no cuenta con un aeropuerto convencional por disputas territoriales con Marruecos), 200 soldados españoles, 200 policías nacionales y varios vehículos blindados ya habían sido desplegados en la playa para apoyar a los mil 100 elementos de la Policía fronteriza local.
En la tarde del martes, el Ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska confirmó que unas 3 mil 800 personas ya habían sido enviadas de vuelta a Marruecos, con la excepción de menores no acompañados, que estarán bajo protección hasta nuevo aviso. Horas antes, Sánchez escribió en Twitter que su prioridad era devolver la normalidad a Ceuta, y reiteró que los ceutíes “cuentan con el apoyo absoluto del Gobierno y la máxima firmeza para velar por su seguridad y defender su integridad como parte del país”.
Escalando el tono, la “segunda a bordo” de Sánchez, la vicepresidenta primera Carmen Calvo, calificó como una “agresión” a las fronteras españolas el ingreso ilegal de migrantes.
Para ese momento, el premier marroquí Saadeddine Othmani ya había retirado a su embajadora en Madrid, Karima Benyaich, escalando la tensión entre ambas naciones. Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, el ex primer ministro belga, Charles Michel, reiteró el apoyo del bloque a los ibéricos: “Todo nuestro apoyo y solidaridad con España. Las fronteras de España son las fronteras de la UE. Cooperación, confianza y valores compartidos deben ser los ejes de una sólida relación UE-Marruecos”, publicó en redes.
Los opositores tampoco se han quedado callados. El centro-derechista Partido Popular, el principal de oposición en España, ha cargado contra el Gobierno de Sánchez en el Congreso. La diputada Ana Vázquez pidió la dimisión de Grande-Marlaska: “(El Ministro del Interior) ha perdido el control de las fronteras (…) no tiene ni autoridad moral ni legitimidad para seguir ni un minuto más” en el cargo.
Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos, partido de centro liberal, dijo a las afueras del Congreso que Sánchez debe mostrar “altura”, ya que “esto es un desafío a la integridad de España y a las fronteras europeas”. El partido de derecha dura, Vox, ha adoptado un tono más beligerante. En redes sociales, su líder Santiago Abascal declaró que “Marruecos está invadiendo Ceuta con miles de asaltantes por la inacción cobarde y criminal del Gobierno (de Sánchez) que ha rendido nuestra frontera sur”, y pidió “la expulsión de los invasores”.
Según el diario El País, la llegada de migrantes ocurrió sin resistencia alguna por parte de las autoridades marroquíes. Por lo mismo, de acuerdo con la BBC, diversos analistas españoles están ligando la nueva ola de migrantes a un evento diplomático ocurrido hace unos días.
El 23 de abril, el presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, de 73 años, fue hospitalizado en España usando una identificación falsa. Días después, el Ministerio de Exteriores admitió la presencia de Ghali pero aclaró que la aceptó por “razones estrictamente humanitarias”. La RASD lleva décadas en conflictos territoriales con Marruecos y, desde noviembre de 2020, se considera en estado de guerra con ese país tras un “cese al fuego” que duró casi 30 años.
CIFRAS
8, 000
migrantes han llegado nadando desde Marruecos
1, 500
menores, entre el total de africanos registrados
1, 500
policías de varios niveles han sido desplegados
3, 800
personas ya habían sido enviadas ayer en retorno
España va tras polémico líder
La justicia española reabrió una causa por crímenes de lesa humanidad contra el líder del independentista Frente Polisario saharaui, quien se encuentra en el origen de la actual crisis diplomática entre España y Marruecos.
Brahim Ghali, líder del Polisario, se encuentra ingresado desde abril en un hospital de Logroño aquejado de Covid-19, según sus allegados.
Su presencia en suelo español le ha valido de momento una convocatoria ante la justicia el 1 de junio próximo, para responder por una querella por torturas presentada por un disidente del Polisario.
A esa causa se suma ahora la reapertura de otra, presentada hace años por la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos, por presuntos crímenes de lesa humanidad, como genocidio, torturas, asesinatos y desapariciones, según fuentes comentaron fuentes jurídicas a agencias como la AFP.
LEG