Adrian Trejo

La decisión del presidente del Tribunal Electoral, José Luis Vargas, de pedir por anticipado el sentido del voto del resto de los magistrados antes de discutir cualquier tema tiene cola.

El pleno del Tribunal (TEPJF) tenía programado debatir ayer el caso de Pío López Obrador y la orden firmada por el secretario general de Acuerdos, Carlos Baca Vargas, tenía la finalidad de “sondear’’ cómo se daría la votación.

Vargas no tenía información sobre el sentido del voto del resto de los magistrados y por lo tanto decidió bajar del orden del día el tema del hermano incómodo presidencial, que esa sí es una de sus facultades.

Lo único que logró el magistrado presidente con su petición de voto adelantado es fortalecer la unificación de cinco de los seis magistrados restantes en su contra.

Salvo la magistrada Mónica Soto, que ha acompañado el sentido de los votos de Vargas en los asuntos importantes discutidos recientemente, los otros cinco integrantes del pleno del Tribunal se inconformaron públicamente por la orden de Vargas.

El controvertido presidente envió una explicación sobre la decisión que resulta inverosímil.

De acuerdo con la aclaración oficial del Tribunal, se pidió conocer el voto por anticipado “con el fin de permitir un conteo adecuado y claro de los votos y emitir la lectura de los puntos resolutivos y la declaratoria correspondiente, que deriven en la determinación adoptada por el pleno de la Sala Superior en cada asunto, y, en su caso, los engroses o returnos que correspondan’’.

¿Un conteo “adecuado y claro’’ de los votos? ¡Pues si no son cientos los magistrados! ¡Son solo siete! ¿Qué ciencia o acuerdos políticos se requieren para contar ¡siete! votos?

Vargas sigue atizando el fuego de su propia hoguera.

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Bastó que el presidente López Obrador diera su opinión sobre el fuero o no del gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca para que un juez federal “obsequiara’’ a la Fiscalía General de la República una orden de aprehensión en contra del mandatario tamaulipeco.

La laguna legal sobre si García Cabeza de Vaca mantiene su fuero, no impidió que se concediera esa orden de captura por los delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero, que no son los delitos por los que él fue sometido al juicio de procedencia.

Ya veremos si alguna policía federal se avienta el tiro de detener en su estado a García Cabeza de Vaca, protegido por su Congreso y su Tribunal de Justicia.

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En la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) se han encendido los focos rojos ante el oportunismo de Francisco Vélez Pliego, que busca ser rector de la casa de estudios.

Y es que para concretar su ambición, Vélez Pliego ha tejido una serie de compromisos políticos que debería aclarar primero antes de pretender la rectoría.

Su esposa, Catalina Pérez Osorio, es actualmente la encargada de despacho de la Secretaría de Gobernación de la capital Puebla, cuya presidenta municipal, Claudia Rivera, busca su reelección.

La relación política de Vélez Pliego abarca también a la secretaria general de la presidencia municipal de Puebla, Liza Elena Aceves, también catedrática del Instituto de Ciencias y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego’’, que según medios locales había recibido algunas canonjías del suspirante.

Ni modo que estas relaciones sean “puras coincidencias’’.

Vélez Pliego se ha querido vender como el candidato de López Obrador y que tiene el apoyo de Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del mandatario, lo cual a estas alturas no se sabe si es bueno o malo.

LEG