Francisco Diez Marina Palacios

A tan sólo 12 días de las elecciones el espectáculo, las rivalidades, e incluso el escándalo, se han normalizado en el escenario político. Si bien las autoridades electorales han mencionado que se trata de los comicios más grandes de nuestra historia, también son los más atípicos dada la coyuntura actual. La mayoría de los candidatos, de todos los espectros y colores, han abanderado el tema de salud como el principal eje rector de las campañas. No obstante, habrá que pasar de las propuestas a los hechos en concreto. 

El domingo se anunció que 16 estados permanecerán en semáforo verde. Sin embargo, estas medidas no son compatibles con los hechos observados. Nada nos asegura que una proporción significativa de la población dentro de dichos territorios de bajo riesgo esté vacunada. Baste subrayar lo sucedido en Nayarit y Campeche:  en ambos se canceló el plan de regreso a clases presenciales. 

Esta incertidumbre nacional puede distraernos de atender la dimensión local de la emergencia sanitaria; se han reflejado comportamientos totalmente distintos en cada entidad federativa. Por este motivo, es indispensable que la oferta política esté dirigida a una estrategia de salud focalizada en soluciones a largo plazo. 

Se deberá empezar por revisar el sistema de vacunación de cada estado para detectar sus fallas. Sumado a lo anterior, los gobiernos locales deberán implementar un esquema de pruebas rápidas a fin de identificar y rastrear los futuros contagios, así como evitar un nuevo cierre de las actividades económicas. 

Asimismo, se deberá impulsar la revisión de los efectos colaterales en materia de salud generados a causa del confinamiento, incluyendo temas de salud mental y discapacidad, tomando en consideración que México está entre los primeros lugares en casos de diabetes y cáncer.

Desafortunadamente, el desabasto de medicamentos y tratamientos ha sido objeto de fricciones en la arena pública. En consecuencia, los estados deberán prestar especial atención a que los ciudadanos accedan a medicamentos, así como asegurar la suficiencia de equipos, insumos y recursos que permitan a las unidades de salud operar en condiciones óptimas y bajo criterios de vinculación tecnológica, para propiciar a futuro una atención médico-paciente, vía remota, en los tres niveles de Gobierno.

La pandemia ha resaltado la urgencia de rediseñar el sistema de salud. Se deberá colocar al paciente en el centro de las políticas públicas con el propósito de cuidar su gasto de bolsillo y gestionar una perspectiva de salud global, preventiva, de calidad, incluyente y de vanguardia.

Finalmente, los futuros tomadores de decisiones, cuando de salud se trate, deberán evadir la confrontación adoptar un enfoque preventivo, no sólo respecto a futuros brotes del virus, sino hacia cualquier otro tipo de epidemia. Por lo tanto, será necesario establecer un protocolo de acción eficiente y oportuno para que no volvamos a afrontar una pandemia bajo circunstancias de emergencia.


¿O será otra de las cosas que no hacemos?

Consultor y profesor universitario

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