A cinco días de que se lleve a cabo el proceso electoral más grande de la historia del país, el clima de violencia política no para y ha dejado hasta el momento, al menos 83 políticos y candidatos asesinados.

Parece que la política de Andrés Manuel López Obrador para combatir los balazos con abrazos no ha funcionado, lo que evidencia que se carece de protocolos, planes y estrategia para salvaguardar la seguridad e integridad de los candidatos y ni hablar de los ciudadanos.

Lejos de lamentar el fallecimiento de los aspirantes y mandar condolencias a sus familiares, el Ejecutivo federal no ha hecho un llamado enérgico para conducir el proceso electoral de manera pacífica y tampoco ha dado instrucciones para establecer un cerco de seguridad alrededor de los participantes en la contienda electoral.

El mensaje que el Presidente ha enviado desde el inicio de su administración a los delincuentes ha sido -por decir lo menos- débil, ambiguo e incluso amistoso y cariñoso; lo que ha permitido que sigan operando de forma impune en todo el país.

Peor aún, ha sido el mismo Presidente quien desde su púlpito mañanero montado en el Palacio donde vive rodeado de la Guardia Nacional, ha generado exacerbación en la contienda electoral y pasando por alto las normas jurídicas ha violado una y otra vez la ley, atacando a los adversarios de su partido, a las instituciones electorales y haciendo propaganda de las acciones de su Gobierno.

Al Presidente ya se le olvidó que él fue víctima de los ataques desde el Ejecutivo, ya se le olvidó que en todas las elecciones que participó, acusó el uso electoral de programas sociales, el uso de recursos públicos en las campañas, el uso faccioso de las instituciones del estado en contra de los candidatos, montajes e intervencionismo.

¡Vaya contradicción! porque ahora no pierde ocasión en denostar a los candidatos de otros partidos políticos, casualmente los punteros que han dejado atrás a los abanderados de Morena.

Los mexicanos enfrentamos hoy un proceso electoral plagado de descalificaciones, de candidatos que ante la falta de propuestas han preferido bailar, cantar, insultar y amenazar. 

El país llegará a los próximos comicios, con partidos políticos divididos en su interior ante la imposición de candidatos y declinaciones.

Y en medio de todo el circo, pasa desapercibida la importancia de la elección del 6 de junio, la cual definirá si los proyectos del presidente López Obrador tienen continuidad con una mayoría calificada en la Cámara de Diputados o bien pierde la fuerza legislativa que frenaría sus decisiones autoritarias. 

Y en Pregunta Sin Ofensa:

Dice el presidente de Morena que sufrió un atentado con armas largas en Tamaulipas, pero en el video que presentó, sólo se ve a sus acompañantes, en una camioneta de lujo, dialogar con los tripulantes de otro vehículo. Lo que no le avisaron a Mario Delgado, es que cuando hay un atentado, los delincuentes no permiten: sacar el celular, grabar y salir ilesos ¿montaje o ingenuidad?


@aguilarkarina