Al llegar a la urna el próximo domingo, los mexicanos decidirán el futuro inmediato de nuestro país. Solo hay dos opciones: el proyecto que representa el Gobierno del presidente López Obrador y el que denuncia un retroceso en dos años y medio de Gobierno. 

La oposición, conformada por el PAN, PRI y PRD, partidos coaligados para intentar quitarle la mayoría en la Cámara de Diputados a Morena, se unieron en una alianza que juntó a los adversarios históricos.

Acción Nacional nació para combatir al PRI, pero ante el torbellino que representó el tabasqueño en 2018 y la popularidad que mantiene, decidieron combatirlo juntos. 

López Obrador intervino de manera recurrente en el proceso electoral –así lo reconoció él mismo–, incluso se autonombró guardián de la democracia. Violó la legislación electoral en franco desafío a las autoridades electorales que, temerosas de ser señaladas desde el púlpito presidencial, apenas lo apercibieron.

En tanto, los gobernadores del PAN, PRI y el perredista Silvano Aureoles se mantuvieron públicamente al margen, no porque sean respetuosos de la ley, sino porque saben que podría salir a la luz pública algún expediente de la Unidad de Inteligencia Financiera, brazo ejecutor de las venganzas presidenciales.

Hace un año, las encuestas daban amplia mayoría a Morena. De 15 gubernaturas se llevaba 14. Sin embargo, el escenario cambió y el partido en el Gobierno perderá Querétaro, Baja California Sur, Chihuahua, Nuevo León y San Luis Potosí.

Triunfará en Baja California, Colima, Nayarit, Sinaloa y Zacatecas. La elección está cerrada, con final de fotografía, en Campeche, Guerrero, Michoacán, Sonora y Tlaxcala.

En la Cámara de Diputados, Morena tendrá mayoría simple, pero no la calificada, como actualmente la tiene junto con sus aliados. Tendrán, Morena y sus partidos satélites, alrededor de 300 diputados.

La oposición y su firmada Coalición Legislativa alcanzará unas 200 curules, pero aproximadamente 20 serán de Movimiento Ciudadano que está fuera de ese conglomerado opositor y podría sumar sus legisladores a los diputados del Presidente.

Las encuestas muestran un país dividido en dos bloques. Los electores elegirán cuál de ellos prefieren.

Directo: la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, negó que vaya a renunciar. Sin embargo, su pleito con Julio Scherer es evidente. Mientras la exministra rechaza que deje Bucareli, Alejandro Encinas calienta el brazo por si hay que entrar de relevo. El exjefe de Gobierno cuenta con las credenciales para ocupar el despacho principal del Palacio de Cobián, es un hombre decente, preparado, conciliador y, sobre todo, de la absoluta confianza del Presidente. 

Indirecto: el domingo deberán perder su registro los partidos Encuentro Social, Redes Sociales Progresistas y Fuerza por México. El Verde debería desaparecer por los incontables actos de corrupción de sus líderes, pero hábilmente se alían con los gobiernos en turno, quienes los solapan.


@maurijua