A unas horas de la llegada de Kamala Harris, la vicepresidenta estadounidense a Guatemala, como parte de su gira para atender “de raíz” el problema de la migración desde el Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) hacia EU, funcionarios de aquél país “acusaron” la falta de colaboración del presidente Alejandro Giammattei.
El fiscal contra la impunidad de Guatemala, un “campeón anticorrupción”, según Washington, denunció hostigamiento, sumado a un limitado apoyo desde el Gobierno. El trabajo de Juan Francisco Sandoval como jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI) es uno de los temas que trae Harris en su visita a Guatemala, la primera que hace la número dos del gobierno de Joe Biden a América Latina.
“Siempre ha sido complicado. El tema es que paulatinamente hemos encontrado más adversidades. Ahora es un poco más complejo el panorama”, lamentó Sandoval en conversación con la agencia AFP.
Dijo que su labor de perseguir a las estructuras de poder que cometen ilícitos y que tienen capacidad de generar impunidad “se ha complicado, en medio de una oleada de ataques a su gestión”.
Más tarde, el ombudsman guatemalteco, Jordán Rodas, pidió a Harris presionar al gobierno de Giammattei a combatir la corrupción y generar condiciones para frenar la inmigración irregular.
Rodas, en una misiva, le señaló que no existen en Guatemala condiciones para atacar las causas que fuerzan la migración ilegal debido a un clima adverso en el combate a la corrupción e impunidad por la persecución contra defensores de derechos humanos, periodistas, fiscales y jueces.
La vicepresidenta arribó ayer a una Guatemala en la mira de Washington por nombramientos de jueces cuestionados avalados por un Congreso aliado del Presidente y trabas en la lucha anticorrupción.
Y persiste el sueño americano
El hondureño Henry ha intentado dos veces, sin éxito, llegar ilegalmente a Estados Unidos. Recientemente devuelto, hace tránsito en Guatemala, donde ayer la vicepresidenta Kamala Harris inició una visita para abordar el problema de la creciente migración.
“Decidí salir de mi país porque hay bastante violencia, pocos recursos, no hay oportunidades de trabajo”, explica el hombre de 33 años, recién llegado a la Casa del Migrante, en Ciudad de Guatemala, que acoge a personas ya sea que estén de ida o de retorno.
Su hija, hoy de 9 años, vive en EU con su madre, también migrante, y su anhelo es poder verla. Henry autorizó legalmente el viaje de la niña hace 5 años, con la esperanza de poder darle alcance.
En este último intento de ir a Estados Unidos llegó hasta Palenque, México, frontera sur de Guatemala. Convencido, pese al infortunio, asegura que volverá a intentar llegar a suelo estadounidense.
Como él, miles de centroamericanos inician a diario un peregrinaje que suele salir de Honduras y pasar por Guatemala y México, hasta la frontera con California, Arizona, Nuevo México o Texas.
LEG