Pedro Castillo, nacido en un pequeño poblado de la provincia de Chota, en la región de Cajamarca, donde creció y se preparó como docente, se encuentra a un paso de convertirse en el nuevo mandatario del Perú.
De acuerdo con el conteo de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), con el 96.5% de las actas contabilizadas la tarde del martes, el candidato izquierdista del partido Perú Libre aventaja a su rival Keiko Fujimori, de Fuerza Popular, con casi 80 mil sufragios a su favor.
Castillo concluyó sus estudios en la Universidad César Vallejo y obtuvo una maestría en Psicología Educativa.
Desde 1995 se había desempeñado como profesor de educación primaria, en el mismo instituto en el cual estudió en su niñez. Sin embargo, durante su adolescencia, Castillo fue rondero, nombre que la población peruana le dio a los miembros de los grupos de autodefensa surgidos en las zonas rurales del Perú en 1976.
Inició su carrera política en 2002, cuando se postuló por el partido de centro-izquierda Perú Posible a la alcaldía de Anguía, sin conseguir el cargo. Fue miembro del comité de Cajamarca por el mismo partido hasta 2017, año en el que encabezó la huelga magisterial en la cual profesores de educación básica pública levantaron un paro de actividades por 3 meses, reclamando aumento de salarios, lo que elevó su popularidad.
A mediados de 2020 anunció su postulación como candidato de Perú Libre a la presidencia del país. Durante su campaña, Castillo ha sido insistente en el tema de conformar una Asamblea Constituyente, la cual elaborará una nueva Constitución y reemplazará a la heredada del gobierno de Alberto Fujimori en 1993 pues, según Castillo, “es una Constitución que ha terminado con todos los derechos y con el saqueo del país”.
Pedro Castillo se convirtió en el representante del Perú rural y la clase desfavorecida, entre ellos campesinos y obreros. Sin embargo, sus opositores lo califican como un extremista de izquierda y lo comparan con Hugo Chávez, además de relacionarlo con el grupo terrorista Sendero Luminoso. Para una parte de la población peruana, el profesor representa “el mal menor”.
LEG