Erick Martínez es el nombre de un joven que logró obtener un título por la Universidad de Harvard, aunque en un principio tuvo que luchar por ese sueño de ser médico.
Sus padres vivían en el Estado de México, pero fue en la década de 1980 que tomaron la decisión de irse del país en busca de un mejor futuro, de acuerdo con un testimonio de Univisión.
El lugar indicado era los Estados Unidos, antes la familia Martínez tenía un ranchito en México y tras su llegada se dedicaron al cultivo de tomates en Carolina del Norte y Florida, Maricela y Loreto donde se asentaron.
Erick todavía no había nacido hasta 1992 y lo hizo ya como ciudadano norteamericano.
De acuerdo con el testimonio Erick era un niño tímido y tomó interés por las herramientas que los médico emplean en su trabajo diario, así como en su vestimenta.
Oldest of 10 each, my folks quit elementary (dad) & middle (mom) school in rural México to help make ends meet. So they came to the US to work as farmworkers mostly in rural southwest GA.
My medical school graduation was one small step for a man, one giant leap for fam-kind. 🇲🇽🇺🇸 pic.twitter.com/QhMlbIs0Qs— Erick Martínez Juárez, M.D. (@erickmjuarez10) June 4, 2021
Sus padres, por otro lado abandonaron la escuela al nacer en un ambiente de pobreza, razón que los orilló a irse de su lugar de origen cuando tenían 20 años.
“Un día en la oficina con papá”. Así es como describe Erick Martínez el momento en que acompañó a Loreto, su padre, a trabajar al campo de tomates, según Univisión.
En esos tiempos toda la familia se dedicaba al campo, ya sea con los tomates o incluso, con naranjas. También vivían con las familias de otros trabajadores en un mismo lugar.
En el transcurso de su niñez, Erick relata que al ser poca la comunidad latina y no haber muchas cosas para entretenerse encontró refugio en el estudio.
A pesar de haber vivido en esa situación, en la actualidad el joven no se ve a sí mismo como un trabajador agrícola, porque considera nunca lo fue.
Erick asistió a una primaria del poblado Attapulgus, una pequeña ciudad de menos de 500 pobladores, para la cual tenía que tomar un camión cada día y realizar un trayecto de 15 millas (poco más de 24 km) de ida y vuelta.
En esa primaria, Erick tuvo un nuevo punto de vista y comenzó a relacionarse con varias personas.
“Esa escuela era muy pobre. Por lo menos un 95% era afroamericano, el resto era hispano como yo y menos de 1% caucásico. Para mí eso fue lo normal, pero bastante interesante. Yo conocí las necesidades de la población negra desde muy joven”, asegura.
En una ocasión se encontró que Erick era un estudiante sobresaliente por lo que fue incluido a un programa especial.
“Este programa me mostró un mundo aparte al que yo conocía hasta entonces”.
Pasado el tiempo y tras varios eventos tanto dichosos como desafortunados, Erick Martínez escribió a Harvard para saber si podía volver a realizar el procedimiento de admisión a lo que la institución respondió de manera afirmativa.
Y en mayo fue aceptado formalmente en una de las mejores universidades del mundo.
En el otoño de 2011 ingresó a la carrera de neurobiología de la que se graduó con muy buenas notas en 2015 y perteneciendo a la comunidad latina de la prestigiosa universidad.
Su único agradecimiento es con sus padres por todo el apoyo que le brindaron. De igual manera El joven de origen mexicano se había convertido, entonces, en el nuevo estudiante de la especialidad de neurología en la Universidad de California (UCLA).
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CT