El demócrata Joe Biden regresó a Estados Unidos luego de su primer gira internacional en la que recogió frutos concretos, en la que fue arropado por sus amigos y aliados, quienes le expresaron su alivio, tras lidiar con su antecesor, Donald Trump, durante cuatro años.

Regresó para encontrarse con dos temas domésticos que, para su conveniencia, conoce bien, pues él mismo fraguó leyes y políticas al respecto como vicepresidente de Barack Obama (2009-2017): migración y salud.

Y es que la Corte Suprema se negó el jueves a derogar la emblemática ley de salud de Obama (conocida como Obamacare), lo que permitirá a millones de estadounidenses seguir contando con cobertura médica.

La decisión del máximo tribunal, tomada por una mayoría de siete de sus nueve jueces, supone un revés a posteriori para el expresidente republicano Donald Trump, que intentó por todos los medios suprimir la norma.

“Esto sigue siendo un BFD (big fucking deal)”, dijo Biden en referencia a su misma frase, pero de 2010, cuando se lo susurró a Obama al oído, pero fue captado por los micrófonos en ese entonces.

“Es una gran victoria para los estadounidenses que se benefician de esta ley innovadora. Es una victoria para más de 130 millones de personas con afecciones preexistentes”, aseguró el demócrata.

De manera paralela, Biden y su vicepresidenta Kamala Harris atienden lo que, sin embargo, se han resistido a llamar crisis, en la frontera con México.

Esta semana, Harris llamó al Senado a aprobar una ley para regularizar de manera permanente a millones de extranjeros actualmente amparados de la deportación por disposiciones temporales, entre ellos los “soñadores”.

Y es que el programa de los Dreamers (DACA), jóvenes que llegaron a EU como niños, en brazos de sus padres migrantes, cumplió su noveno aniversario el martes 15 de junio, y Biden, hoy en día, recoge sus frutos.
“Los soñadores son estadounidenses”, afirmó el Presidente.

Hay nubarrones sobre la Corte

Una breve frase del líder de la bancada republicana en el Senado volvió a colocar a la Corte Suprema de Estados Unidos en el centro de la disputa política, en momentos en que aumentan las presiones entre los demócratas para que renuncie Stephen Breyer, su miembro más antiguo.

Fiel a su reputación de astuto estratega, Mitch McConnell admitió que si los republicanos recuperan el control del Senado en las elecciones de 2022, bloquearán a cualquier candidato que proponga el presidente Joe Biden para una eventual vacante que se produzca en el tribunal de nueve magistrados.

“Ningún partido mayoritario distinto al del Presidente confirmaría a un juez para el Tribunal Supremo en plena elección”, es decir, en 2024, justificó en una entrevista radial. ¿Y en 2023? “Habría que esperar y ver”, agregó.

La posición de los magistrados es ambigua: son nombrados de por vida, lo que garantiza su independencia; pero son elegidos por el Presidente y confirmados por el Senado, lo cual les adhiere para siempre etiquetas políticas.

No se le escapa nada, Putin

El presidente ruso, Vladimir Putin, se dijo dispuesto a seguir dialogando con Estados Unidos… si sus dirigentes también lo desean, un día después de la primera cumbre con su homólogo Joe Biden.

Hablando de su encuentro, el mandatario señaló: “nos hemos podido entender y entender nuestras posturas sobre cuestiones clave”, y añadió que su homólogo estadounidense le pareció un profesional con quien hay que trabajar atentamente “para no perderse nada”.

También respondió a una pregunta sobre las capacidades cognitivas de Biden, a quien algunos detractores le reprochan su avanzada edad (78 años).

“A él no se le escapa nada, se lo garantizo”, respondió, “sabe qué quiere conseguir y lo hace muy hábilmente, eso se ve rápidamente. Pero al mismo tiempo, la atmósfera fue bastante amigable”.

Pero también criticó a la portavoz del presidente estadounidense, Jen Psaki: “Su agregada de prensa es una mujer joven, educada, guapa, pero no para de mezclar todo. Cuando la gente piensa que alguna cosa es secundaria, simplemente no le presta atención”.
LEG