Por: Juan Manuel Torres Esquivel
El 16 de junio en Twitter se levantaron las tendencias “El PES” y “El CM del PES” luego de que se viralizaran algunos mensajes de apoyo a la comunidad LGBTTTIQ a través de la cuenta del Partido Encuentro Solidario (PES). Este partido es de extrema derecha y está encabezado por grupos conservadores que no comulgan con la comunidad LGBTTTIQ, por lo que el tema causó amplia polémica en Twitter, entre aquellos que no dejaban de burlarse de la organización, como quienes celebraban el secuestro de las redes sociales del partido, que por cierto recién acaba de perder su registro.
Después de la risa que pudo haber provocado el tema, resulta además sorprendente que un partido político con representación en el Congreso no pueda pagar a la empresa para administrar correctamente redes sociales.
Adicionalmente, hay en el fondo varios temas que llaman la atención y uno en particular que debe de preocupar a todas las empresas, organizaciones y personas morales que se encuentran en la red social. Primero, la falta absoluta de seguridad dentro de las organizaciones que carecen del mínimo protocolo para el manejo de su comunicación digital. Los dueños del partido pusieron a disposición total de un tercero todo el control de sus cuentas institucionales; de haber tenido el community manager del PES la gestión de las propiedades digitales a través de un gestor de contenidos, este problema se hubiera terminado al primer tuit.
Desde la tarde que salió el tuit hasta casi 24 horas después, los dueños de la comunicación digital del partido no pudieron recuperar el control de la cuenta, lo que resulta ser absolutamente negligente por parte de los propietarios.
Dejar toda tu comunicación, el medio más importante, en manos de un desconocido y sin capacidad de recuperar rápidamente el control, es una falla “de primaria”. Son estos políticos los que tienen en sus manos el manejo de la comunicación digital en nuestro país. Hoy le pasó al PES, sin embargo esto puede pasar en cualquier nivel del Gobierno, pocos casos tienen agencias adecuadas para el manejo de la comunicación. Muy pocos partidos y funcionarios le han tomado el nivel de seriedad al tema digital. Y pues como dice el dicho “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.
No obstante el caso más preocupante de todo fue la reacción de las plataformas digitales. Claramente la cuenta había sido secuestrada y no se necesitaba tener dos dedos de frente para advertir el tema. Sin embargo, la red social decidió mantener viva la cuenta a pesar del daño reputacional que esto significaba para una organización como el PES.
En un escenario hipotético, en el que la cuenta del Gobierno mexicano fuera secuestrada por un ex empleado enojado y que usara esta vía para causar pánico entre la sociedad, ¿actuarían con la misma ligereza? Fueron permitidas 24 horas de memes, burlas y comentarios por la red social. Podemos comulgar o no con los principios del PES, podemos criticar su postura y sus creencias; no obstante, no podemos dejar de señalar que la actitud de Twitter fue sencillamente penosa y omisa.
Las plataformas digitales viven un momento crítico, el peso que hoy en día tienen no puede ser motivo de una burla.
Hemos visto cómo la manipulación y la desinformación puede llevar a personajes muy cuestionables al poder.
Asimismo, hemos visto lo que el discurso de odio y la polarización ha hecho a nuestra sociedad entonces, ¿por qué Twitter permite que durante 24 horas una cuenta que representa a una parte de nuestra sociedad sea utilizada para mofarse de ellos? La negligencia tanto de los propietarios de la cuenta del PES, como la de Twitter se han mostrado tal cual son.
Las plataformas digitales necesitan actuar con mayor responsabilidad y, así como en su momento Twitter decidió suspender cuentas afines a la 4T, debieron suspender inmediatamente la cuenta del PES, que claramente estaba siendo víctima de una violación a su propiedad y a su comunicación digital. Ojalá este termine siendo un caso aislado y nos sirva de lección a todos para entender la importancia de un correcto resguardo de los activos digitales, así como de la responsabilidad de las plataformas de proteger a todos los usuarios de una red social.
AR