La pandemia de Covid-19 no ha terminado, al contrario, como era de esperarse, los indicadores de riesgo (casos, hospitalizaciones, pandemia activa) llevan al menos dos semanas en ascenso, aunque el Gobierno de México ha hecho todo lo posible por mantener un discurso contrario que, lejos de ser optimista, se convierte en criminal.
Abrir las escuelas para “calibrar” el regreso a clases, aunado a una jornada electoral que movilizó a todo el país, permitir eventos masivos (sin sana distancia), y terminar con las conferencias de prensa para informar sobre la evolución del SARS-CoV-2, lograron mandar un único mensaje: que la enfermedad se ha controlado.
¡Tremendo error! porque con cuatro mil contagios promedio al día y 190 personas fallecidas por Covid-19, nadie puede pensar que la epidemia está domada.
La retórica que sale desde Palacio Nacional sigue afectando la salud de millones de mexicanos, quienes ya no usan el cubrebocas y relajaron las medidas preventivas.
El sábado pasado se reportaron casi cuatro mil contagios y 192 fallecimientos y el país, en su mayoría, se encuentra en semáforo color verde que implica bajo riesgo; pero la pandemia activa, es decir el número de personas contagiadas actualmente con el virus es de 28 mil 759; sin embargo, hace un año el SARS-CoV-2 afectaba a más de 23 mil personas.
Esto significa que con cinco mil personas más contagiadas, México está en color verde del semáforo de riesgo Covid, mientras que hace un año estaba en color rojo.
Previo al proceso electoral, el Gobierno de México encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, aceleró la vacunación contra esta enfermedad, y se alcanzó la aplicación de hasta un millón de dosis diarias, y después del proceso electoral el ritmo de vacunación bajó, por lo que, en la última semana, se aplicaron entre 200 mil y 500 mil dosis diarias.
Es aquí, cuando las matemáticas se estrellan con el discurso de que la pandemia está en descenso; es aquí cuando con hechos y datos del propio Gobierno, se demuestra que sí existe un uso político de la pandemia para controlar estados a través del semáforo y para influir en el voto ciudadano a través de la vacunación.
Ahora, el Gobierno no puede argumentar que no tiene vacunas para distribuirlas en todo el país, toda vez que lleva semanas con casi 10 millones de dosis en reserva, lo que no se explica es porqué no se aplican.
Extremar precauciones no ha dañado a nadie, pero los mensajes irresponsables y triunfalistas en materia de salud, se pueden convertir en discursos que matan.
Y en pregunta sin ofensa:
Desde que estaba en campaña el presidente Andrés Manuel López Obrador y sus incondicionales como Mario Delgado, se expresaron en contra de la militarización del país; sin embargo, la semana pasada el primer mandatario anunció que buscará que la Guardia Nacional -un cuerpo civil- se integre a las Fuerzas Armadas. ¿Acaso los de la 4T tienen muy poca memoria y por eso se olvidan de sus promesas?
@aguilarkarina