Estamos en una era de cambio y progreso. 

El movimiento feminista ha tenido un auge como nunca antes, como se puede ver en el Día de la Mujer, sobre todo en los últimos años. Asimismo, el movimiento contra el racismo también está teniendo significativos pasos hacia adelante, marcado particularmente por toda la furia que provocó el asesinato de George Floyd en Estados Unidos y alrededor del mundo.

Para el movimiento LGBT+, aunque todo parezca colores y flores, existe un fenómeno similar: han habido grandes avances, mas la toxicidad de los viejos modos aún continúa, y pasarán bastantes años antes de desaparecer por completo.

Sin embargo, no es lo mismo ser quien eres hoy, en 1960, 1980 o incluso el año pasado. Poco a poco, la homofobia interna y externa se ha ido esfumando. Esto ocurre, en parte, gracias a los medios de comunicación, particularmente los productos de entretenimiento actuales y las redes sociales.

El colectivo de películas y series con representación más diversa ha ido aumentando. No solo porque más personajes, de todo el espectro sexual y de género en la comunidad, aparecen en pantalla, si no porque también existe mayor esfuerzo porque estxs no caigan en los estereotipos, y que se muestre a todo tipo de personas. Es decir, no porque a un hombre le gusten los hombres, necesariamente debe amar la ropa o ser más afeminado, o porque a una mujer le gusten las mujeres debe amar los deportes. La orientación sexual no va acompañada de un tipo de personalidad, sino que complementa la de unx.

Por otro lado, las redes sociales están jugando un papel clave para abrir las puertas en cuanto a la diversidad sexual. Nuestra generación es colectivamente conocida como una que protesta, incluso llamada despectivamente como “la generación de cristal”. Pero una carta a nuestro favor es lo mucho que cuestionamos los esquemas anteriores, y cómo poco a poco vamos poniendo de nuestro lado a antiguas y futuras generaciones.

Si no fuera por todos los de la comunidad que han manifestado sus derechos, y por todos los aliados que, poco a poco, ha conseguido la causa, el panorama sería mucho más sombrío. 

Una herramienta muy útil para quitar la homofobia, incluso la interna, ha sido no solo la difusión de quienes simpatizan con el Love is Love, si no con quienes han contado su historia de despertar y reconocimiento sexual en YouTube, las famosas coming-out stories. Éstas le dan unión a quienes se sienten diferentes, y humanizan la causa: porque hay TODO tipo de personas enfrentando su sexualidad, así como distintos contextos sobre los cuales batallan para aceptarse, así como que su círculo cercano también lo haga.

De este modo, se demuestra cómo el exceso de información no solo puede llenarnos la cabeza de ideas nocivas, si no también, poco a poco, nos ayudan a ser indiferentes si un hombre y una mujer se dan la mano, a si dos hombres o a si dos mujeres. 

Aunque claro, este es solo el comienzo.

A veces, la insistencia es la única cura para el olvido.

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