Hace tres años, el pueblo de México decidió transformar su vida pública y romper con el viejo régimen de corrupción e impunidad que durante décadas se adueñó de las instituciones y gobernó sólo en beneficio de un pequeño grupo y en perjuicio de las mayorías.
Las elecciones intermedias del pasado 6 de junio demuestran el respaldo que la Cuarta Transformación tiene a lo largo y ancho de la República, a pesar de la crisis económica mundial sin precedente y de la constante campaña mediática contra el presidente Andrés Manuel López Obrador y su Gobierno.
En México, a diferencia de lo ocurrido en otros países, la pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2 no derivó en cambios drásticos en el rumbo político, por lo que el 6 de junio también fungió como una prueba del manejo de la emergencia sanitaria, y se superó. Nuestro país fue el primero de Latinoamérica y el décimo en el mundo en recibir las vacunas anti-Covid-19, y a la fecha se han aplicado más de 44 millones de dosis a más de 30 millones de personas, lo que ha favorecido la disminución de contagios y fallecimientos.
Los esfuerzos conjuntos del Gobierno federal, el personal de salud y la ciudadanía en general han permitido que hoy ninguna entidad se encuentre en Semáforo Epidemiológico Rojo: 19 están en verde; ocho, en amarillo, y únicamente cinco en naranja. El manejo de la pandemia e incluso la aplicación de vacunas estuvo marcado por el respeto a los derechos y las libertades de la población, evitando actos coercitivos y confiando en la responsabilidad de la sociedad.
Gracias al avance del plan nacional de vacunación y a la disminución de la intensidad de la pandemia se ha comenzado a reactivar la economía. Incluso el Banco de México mejoró su pronóstico de crecimiento anual para nuestro país, luego del primer trimestre del 2021, llegando hasta el 7%, después de que el año pasado la economía se contrajera un 8.5%.
La economía mexicana ocupa el puesto número 15 en el mundo; en 2030 seremos la novena economía, y en 2050, la séptima. En este sentido, uno de los mejores instrumentos con que contamos para cumplir nuestras metas de crecimiento es el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, cuya negociación, firma y aprobación también son un logro del nuevo Gobierno.
El T-MEC es de importancia toral, por el volumen del comercio internacional que implica, ya que la región de Norteamérica es destino de 361 mil millones de nuestras exportaciones. Además, contamos con una red de 13 tratados comerciales más, que nos permiten un intercambio preferencial con 50 países, que representan el 60% del PIB mundial.
En 2020, México logró por primera vez en el siglo tener un saldo superavitario en la balanza comercial, lo que significa que exportamos más de lo que importamos, con resultados especialmente buenos en las ramas agropecuarias, agroindustriales y automotriz. Asimismo, el precio de los bienes y servicios se ha mantenido controlado. En 2020, la inflación fue del 3.15%: la segunda más baja en cinco años y dentro del rango de los objetivos propuestos por el Banco Central.
Según el Índice de Percepción de la Corrupción, desde 2018, México ha escalado 14 posiciones en el ranking mundial, pasando del lugar 138 al 124 de 180 naciones evaluadas. En parte gracias a ello, nuestro país pasó a formar parte de los 10 con mayor recepción de inversión extranjera directa, colocándose en el puesto número 9, lo que también abona a la generación de empleos formales, de los cuales se ha recuperado un 93% de los 12 millones que se perdieron el año pasado.
Por su parte, el peso mexicano ha logrado mantener su valor en el mercado de divisas e incluso ganar terreno. Los primeros dos años de la gestión del presidente López Obrador, que ya se pueden evaluar, han marcado una clara diferencia respecto a las dos anteriores administraciones, en las que en el mismo periodo el peso mexicano perdió valor en su paridad con el dólar estadounidense.
El presidente AMLO ha cumplido prácticamente los 100 compromisos contraídos con la ciudadanía hace tres años, y entre ellos destacan no crear nuevos impuestos y no aumentar los existentes, pero aun así se ha incrementado la recaudación, gracias a la eliminación de privilegios, como la condonación de deudas tributarias a grandes empresas, y el combate contra la defraudación fiscal.
En conclusión, a la mitad del camino, el nuevo Gobierno puede rendir buenas cuentas al pueblo de México. Lo que parecía una senda sinuosa, hoy es un rumbo fijo hacia la reconstrucción del Estado de bienestar, el fortalecimiento del Estado de derecho y la construcción de una sociedad más equitativa, justa y próspera.
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