Después de casi año y medio sin ópera en vivo, el arte lírico regresa por 35 minutos a Palacio de Bellas Artes el próximo domingo 4 de julio, a las 17:00 horas, con un recital con público en la sala, bajo la batuta de Iván López Reynoso, que se estrenará finalmente como director de la Compañía Nacional de Ópera.
El recital contará con músicos de la sección de cuerdas de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes y la mezzosoprano Rosa Muñoz como solista, e incluirá obras de tres de los maestros de la lírica italiana: Crisantemi (1890), de Giacomo Puccini; Il tramonto (1914), de Ottorino Respighi, y la Sinfonía para cuerdas en Mi menor, compuesta por Giussppe Verdi en una producción de Aida, en 1873.
Tras la declaratoria de pandemia por Covid-19, el 11 de marzo de 2020, se canceló la temporada de ópera en el Palacio de Bellas Artes.
De hecho, Iván López Reynoso, quien el 18 de diciembre pasado fue nombrado director de la Compañía Nacional de Ópera a partir del siguiente 18 de enero, participó en la última función antes del cierre, al frente de la orquesta en la gala a mediados de febrero de La hija del regimiento, de Gaetano Donizetti, con la que Javier Camarena, Rebeca Olvera y Josué Cerón celebraron sus 15 años de carrera.
Sobre el recital del domingo, Alonso Escalante, director de la Ópera de Bellas Artes, dijo que el programa fue pensado para un reencuentro con el público y que su duración busca dar seguridad a la audiencia y a los músicos, que ahora no compartirán atril y usarán todos tapabocas. De hecho, el cupo estará limitado al 30% de capacidad de luneta y anfiteatro, y los asistentes usarán cubrebocas.
López Reynoso se refirió al programa y calificó “como un diamante” Crisantemi, con la que abrirá el concierto y que constituirá una “ofrenda floral” al público. Respecto de la cantata Il tramonto, resaltó que se trata de un relato amoroso y melancólico, “como una pequeña ópera de 10 minutos”, con música profunda y un texto de amor narrado por la solista Rosa Muñoz, que por primera vez la interpretará.
Sobre la Sinfonía para cuerdas, dijo que “es una obra de complejidad elevada, llena de contrastes y colores, en cuya estructura puede advertirse la vocación escénica del compositor, que recuerdan pasajes de sus óperas La traviata y Un baile de máscaras”. José Juan de Ávila
LEG