Desde hace 25 años, Víctor Chávez se levanta todas las mañanas y se sube a su mototaxi sin importar si hace frío, llueve, graniza o el viento azota su rostro, pues debe transportar en su vehículo a sus vecinos de la colonia Manuel Romero Rubio. Él, como 27 de sus compañeros de la base, pertenece al llamado transporte de primer y último tramo, es decir, traslados de menos de 15 minutos. Del barrio para el barrio, pues.

Aunque muchos ven este medio de transporte como inseguro e ilegal, la moto de Víctor tiene el aval de la alcaldía Venustiano Carranza, y cuenta con protecciones para que sus pasajeros viajen cómodos. Y los conoce, de vista al menos, pues a diferencia de un taxista, que recorre toda la ciudad, él sólo opera en su colonia o cerca de ella.

El Loco, como le dicen de cariño desde la infancia y lo ubican en la base, inició su carrera primero como bicitaxista, cuando apenas iba en la secundaria, pues sus padres se divorciaron y el adolescente se tuvo que transformar en adulto junto con sus dos hermanos.

El apodo se lo puso una de sus tías: “Desde que estaba chamaco así me decía por ser tan despapayoso. Estoy en la colonia Romero Rubio; llegué aquí porque fue una manera de que me dieran chamba para poder estudiar y trabajar, ya que en la casa había necesidad. Empecé a los 15 años”.

Con las manos en el manubrio, El Loco recuerda que arrancaba a las 6:00 horas con la bicicleta y se retiraba al mediodía para arreglarse e ir a la secundaria vespertina.

Pese a su deseo de seguir estudiando, Víctor decidió ayudarle a su mamá tras el divorcio. Algo que su “jefa” no aprobó, y peor aún cuando de plano dejó la escuela para tomar el turno de las 6:00 hasta las 19:00 horas.

“Ya no terminé la secu; ese fue el coraje de mi madre. Mi hermano, el más grande, estaba en la universidad y el otro en la prepa, ellos tampoco acabaron”.

Suspira y recuerda que a fines de 2008 empezaron a meter las motos. A diferencia de la bici, éstas requieren mayor gasto y mantenimiento. Fue así que en 2013, cuando se le descompuso su vehículo, “no me quedó de otra que conseguir un préstamo para adquirir una nueva”.

Como a todos, la pandemia también le pegó a sus ingresos, pues sus vecinos y clientes se guardaron en casa. Antes del Covid-19 ganaba 500 pesos al día, mientras que hace dos meses apenas sacaba 200 pesos.

En sus trayectos, los más lejanos son de dos kilómetros y la gente paga lo que considere; en un viaje corto recibe de seis a 10 pesos y en uno más largo hasta 15 pesos.

FRASE:
“Estoy casado, tengo dos niños: una de nueve y otro de cuatro años. La nena quiere ser doctora y el más chiquito se pone mi casco y juega a que se va a trabajar”
Víctor Chávez
Mototaxista

leg