En el magnicidio que se cometió el 7 de julio de 2021 contra el presidente haitiano Jovenel Moïse salió a la luz la participación de exmilitares colombianos. Lo que parecía una operación secreta que logró el objetivo de eliminar la mandatario caribeño, hizo emerger a su vez la participación de las agencias cubanas de Miami o de Colombia de contratación de sicarios para realizar atentados. Hasta donde se tiene conocimiento, el grupo de mercenarios se infiltró fuertemente armado desde tierras dominicanas.
A su vez, resalta que Haití es en nuestros días el país más pobre y vulnerable de toda nuestra América. Situación agravada por la pandemia, cuando Haití era hasta hace unos días el único país americano que no había recibido una sola vacuna.
Tras distintos gobiernos y golpes de Estado, Haití -con un poco más de 11 millones de habitantes y con un promedio de esperanza de vida de 63.3 años, según el Banco Mundial-, sigue manteniendo un alto índice de pobreza. Más de 60 por ciento de su población se encuentra en ese nivel y el sistema de salud es bastante vulnerable. Lo que empeoró con el terremoto del 12 de enero de 2010, cuando fallecieron más de 310 mil personas. Las remesas que envían los migrantes haitianos, mayoritariamente en EU, representan casi 30% de su PIB.
A toda esta situación se suma hoy la inestabilidad política agravada por el magnicidio. Las autoridades interinas en el país caribeño han declarado formalmente un estado de sitio.
Haití presenta un escenario donde las bandas de la delincuencia organizada tienen un espacio en permanente disputa. El involucramiento de mercenarios en el crimen puso en evidencia el papel de 26 paramilitares colombianos y dos haitiano-estadounidenses.
Recordemos el fracaso de la Operación Gedeón, por parte del sicariato colombiano en mayo de 2019 en las costas de Venezuela, que buscaba igualmente el asesinato del presidente Nicolás Maduro. Ahora la policía haitiana ha ordenado la búsqueda de tres personajes involucrados en el atentado, el exsenador Joël John Joseph, el empresario Rodolph Jaar y el abogado Joseph Felix Badio. Se trata de personajes que contrataron los servicios del sicariato colombiano. Esos actores involucrados en el atentado estaban también identificados con el narcotráfico y con la oposición conservadora haitiana. Resalta así la privatización de la violencia política y de sus nexos con la mafia colombiana y cubana de Miami.
LEG