Bienvenidos al mundo de la televisión en 2021, donde seguimos estáticos, sentados frente a la pantalla sin saber exactamente cuál es la siguiente serie que debemos ver. Esa pregunta se vuelve cada vez más difícil.

Por una parte, porque la oferta sigue siendo inmensa. La paradoja del libre albedrío nunca fue tan clara como cuando ves, en la interfaz de cualquier plataforma, miles de rectángulos, con portadas interesantes, en espera de ser descubiertos. Es como si hubiera cientos de regalos bajo el árbol de Navidad, todos igual de llamativos: no sabrías cuál abrir primero.

Después, está el tema de qué servicios contratar, porque, con tantas tarifas mensuales, es imposible tenerlas todas. Con la llegada de más y más oferta, así como contenido cada vez mejor, o simplemente aumentando, se va volviendo más difícil seguirle la pista a todas las series.

Prueba de ello son los Emmy de este año, la presea donde compite lo destacado en la pantalla chica. En las nominadas de esta premiación se pueden ver fuertes contendientes de Netflix, HBO, Hulu, Disney+ y Apple TV+, solo por mencionar algunas.

Como tercera barrera está nuestro ánimo. Porque, aunque parezca absurdo, nuestro mood influye mucho en las decisiones que tomamos como consumidores. Y nuestros hábitos del día a día pueden perjudicar también los del entretenimiento. Es decir, por más que nos digan que Breaking Bad es imperdible, preferimos volver a ver por décima vez la temporada 5 de Friends, porque si estamos muertos saliendo de chambear, cansados por la escuela, o simplemente fatigados de la vida, vamos a preferir poner algo capaz de entretenernos sin tener que ponerle mucha atención. Si a este fenómeno le sumamos el de las series recomendadas por amigos y familiares, entonces todo se convierte en un total desastre.

Aún con un entorno completamente diferente de disfrute, los formatos tradicionales siguen viendo cómo colarse. Es así como también existen dos tipos de lanzamiento: el de sacar la temporada completa en un día, o el de irla soltando cada semana, capítulo a capítulo. A pesar de no ser el evento televisivo de antes, sí es una manera de ir generando expectativa, misterio, y por supuesto mantener a personas enganchadas a una suscripción, como sucedió con las series de Marvel en Disney+, con grandes resultados.

Entonces, con todo esto, nos encontramos ante un panorama televisivo gigante y extraño.

Por un lado, los creadores han encontrado incontables oportunidades para crear su contenido y ver dónde cabe la historia que quieren contar.

Pero por otro, el espectador puede sentirse más abrumado que nunca. Por lo menos, antes podía ir pasando los canales sin ningún costo. Ahora, si quiere explorar otro tipo de contenidos, debe de ir lastimando a la cartera.

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