El incremento de la violencia criminal en los últimos meses se acredita a la disputa territorial entre bandas del crimen organizado. Sin embargo, la base fundamental del modelo de construcción de la paz se localiza en la decisión que deban de tomar los grupos delictivos para dejar sus guerras entre ellos para construir lo que pudiera llamarse gobernanza criminal.

El problema radica en que las bandas del crimen organizado carecen de mentalidades estratégicas o de miembros con experiencia política, de Gobierno o de poder para entender que al final de cuentas la violencia intercriminal obligará a la intervención drástica del Estado para imponer la paz que los delincuentes no quieren promover.

A la construcción de la paz, aquí se ha escrito, también le faltan proyectos concretos de inversión para la producción y el desarrollo, el camino seguro para alejar a los jóvenes de las actividades delictivas y acercarlos a las actividades productivas. Aquí el punto central radica en los referenciales salariales y del nivel de vida.

Asimismo, el modelo gubernamental no tiene campañas de denuncia contra los grupos delictivos y sus actividades de corrupción para mostrarles a los jóvenes que el camino de la delincuencia conduce de manera inevitable a dos destinos: la cárcel o la muerte.

Los datos reveladores del crecimiento criminal se localizan en las evidencias de que la pasividad gubernamental prácticamente cedió Chiapas y Zacatecas a los cárteles y han permitido el aumento de las acciones criminales en Michoacán y Tamaulipas, elevando el costo de violencia oficial cuando de manera inevitable el Estado tenga que intervenir para contener la expansión territorial de las bandas criminales.

Lo que ha quedado claro en los últimos meses es que las bandas criminales no quieren la paz.

 

Zona Zero

  • La Guardia Nacional y las fuerzas armadas en situación de seguridad interior tienen capacidad para encarar y contener el activismo criminal, pero la tardanza en tomar la decisión sólo está encareciendo los costos de una ofensiva de seguridad. Las informaciones cotidianas sobre aumento de la violencia criminal están aumentando la percepción social de temores ante una nueva ola de inseguridad y violencia a nivel nacional.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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