Desde Barcelona, España, en donde la vacunación contra el Covid-19 avanza, con ciertos temores por la variante Delta y donde por fin se empieza a ver la luz al final del túnel, Guillem Roma habla entusiasmado de su nuevo disco llamado Kiribati, el cual nació de la necesidad de llamar la atención en torno a la urgencia mundial que representa el cambio climático.
En entrevista, vía telefónica, Guillem cuenta que su nuevo disco (el cual se suma a otros cuatro y un EP) se mueve en dos caminos. Por un lado, jala por el lado fresco, tropical, pero a la vez tiene un mensaje muy reflexivo en torno a cómo tratamos el mundo, con un toque de alerta ante la emergencia climática.
“Es música muy optimista que te da la sensación de estar en pleno verano, en una playa, bailando un ritmo tropical; por el otro lado las letras dan un mensaje, generan reflexión en quienes las escuchan”, considera.
Kiribati es un país tropical que está en medio del Pacífico. De hecho, es el primero, como Estado entero, que va a quedar sumergido bajo el mar por culpa del cambio climático. “En la misma palabra se mezclan dos cuestiones: el paraíso en peligro de extinción”.
“Me gusta que en mis canciones haya contenido, me gusta tener algo que decir. Siento la necesidad de generar reflexiones a través de mis canciones y el tema del cambio climático me preocupa y a las generaciones jóvenes les tiene que preocupar pues son a quienes les va a afectar más fuerte. Hay que llegar a esos temas de manera poética más que política; desde un camino más artístico”, narra el creador catalán.
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Sobre su periplo en planos terrenales, Guillem confiesa que creció en el Mediterráneo, pero vivió tres años en México y medio año en Cuba lo que se nota en sus canciones.
“Son años que me han marcado artísticamente porque la influencia de la música que escuché en ese tiempo se ha ido filtrando en mis canciones y en este disco es en el que se nota más la influencia caribeña y latinoamericana. Hay una voluntad de recuperar algunos géneros como el bolero y la música mediterránea en mis composiciones”, sostiene.
Música en tiempos de Covid-19
“Una de las lecciones que he aprendido a raíz de la pandemia es a valorar cosas a las cuales no les ponía atención… Estaban a mi lado y son las que le dan sentido a la vida. He aprendido a disfrutar de las cosas bonitas, de las cosas que a veces no tienen un valor material: la amistad, las flores, la luz que entra por el comedor…”, narra Guillem Roma sobre el encierro devenido de la pandemia del Covid-19.
El músico enfatiza que en ese saco de “cosas bonitas” se encuentra también la cultura, la música y el arte en general: “Por suerte vivimos en una época en la que estando encerrados en casa podemos utilizar la música y el arte como una ventana para salir, para viajar, para conectarnos con otros mundos y eso es algo que en esta pandemia se ha sentido más y creo que deberíamos sacarle más provecho”.
¿Por qué hay que prestarle oídos a Guillem Roma?
El músico define su creación como música que puede parecer cercana y lejana a la vez porque, por ejemplo, en Kiribati, hay algunas melodías que pueden parecer de toda la vida, son atemporales.
“Especialmente una canción que canto con el dúo mexicano Daniel me estás matando, un bolero clásico con un toque de originalidad. Algo distinto. Mi música puede ser una puerta de entrada a un mundo por descubrir, de canciones, sonidos y reflexiones”, afirma.
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Para finalizar, Guillem confiesa que la música se ha convertido, por lo menos para él, en una necesidad vital: “Es mi profesión y por suerte puedo dedicarme a ello. Sobre todo, se ha convertido en una forma de vida. Me costaría mucho imaginarme sin hacer música, sin poder compartirla con todo el mundo”.
FF