Alegando un excesivo desarrollo urbanístico de su histórico puerto, la Unesco excluyó de su lista de patrimonio mundial a Liverpool, la cual fue calificada como una decisión “extremadamente decepcionante” para un gobierno británico determinado a impulsar la economía de ciudades industriales del norte de Inglaterra.
Puerto de partida hacia América de millones de emigrantes británicos e irlandeses y de esclavos africanos, esta ciudad de rico patrimonio musical es también la cuna de los Beatles, con una historia que forjó lo que la Unesco había denominado el “carácter distintivo y espíritu único” de Liverpool.
Incluido en la lista del patrimonio de la humanidad desde 2004, este histórico frente marítimo del noroeste de Inglaterra, emblemático de la era industrial, estaba también clasificado desde 2012 como patrimonio en peligro.
Su retirada se decidió tras una apretada votación de un comité presidido actualmente por China: cinco delegados votaron en contra y trece a favor, sólo uno más que la mayoría de dos tercios necesaria para desclasificar un emplazamiento.
Así, Liverpool se convierte en el tercer lugar desclasificado por el organismo cultural de la ONU tras el santuario del Órix de Arabia -un tipo de antílope- en Omán en 2007 y el valle del Elba en Alemania en 2009, debido a la prospección de petróleo en un caso y la construcción de un puente en el otro.
Durante dos días de debates, algunos delegados argumentaron que los planes urbanísticos de Liverpool, que incluyen edificios de gran altura y un estadio de fútbol, “dañarían irreversiblemente” el patrimonio del histórico puerto.
El consejo internacional de monumentos, que asesora a la Unesco sobre la lista del patrimonio, aseguró que se había pedido al gobierno británico “en repetidas ocasiones” que presentará garantías más sólidas sobre el futuro de la ciudad.
“Estamos extremadamente decepcionados por esta decisión y creemos que Liverpool sigue mereciendo su estatus de patrimonio de la humanidad, dado el importante papel que su puerto ha desempeñado en la historia y la ciudad en general”, dijo un portavoz del gobierno conservador británico.
El primer ministro Boris Johnson llegó al poder en 2019 prometiendo acabar con las enormes disparidades entre el rico Londres y las desfavorecidas ciudades desindustrializadas del norte de Inglaterra. Y entre sus planes, retrasados por la pandemia, está la construcción de infraestructuras que permitan el desarrollo económico de estas zonas.
En un vídeo difundido en Twitter, la alcaldesa laborista de la ciudad, Joanne Anderson, consideró que resulta “difícil entender cómo la Unesco puede preferir que tengamos muelles vacíos en lugar del estadio del Everton”, y afirmó que recurrirá la decisión.
Por su parte, el presidente de la región de Liverpool, Steve Rotheram, denunció la desclasificación como “una decisión tomada al otro lado del mundo por gente que no parece entender el renacimiento” que ha experimentado la ciudad en los últimos años. Es una “decisión retrógrada que no refleja la realidad sobre el terreno”, denunció.
Varios países apoyaron al Reino Unido, coincidiendo en que la desclasificación sería un paso “radical” en medio de la pandemia de coronavirus, e instando a dar más tiempo a un nuevo consejo municipal elegido en mayo.
Noruega encabezó a los países críticos, afirmando que, aunque es “dolorosamente consciente” de los conflictos entre el desarrollo y la conservación del patrimonio, es posible alcanzar un “delicado equilibrio” que no existe en la ciudad que vio nacer a los Beatles.
LEG