@guerrerochipres
El que quiere aprenderá y el que no, seguirá repitiéndose a sí mismo que tenía razón porque el otro, según la presuntamente incontestable evidencia, fracasó. La agradecible oportunidad de reflexionar debería ser aprovechada por todos.
La inteligencia reporteril comparativa de Roberto Zamarripa, plasmada en su columna de ayer en Reforma, podría ayudar a que algunos detractores del presidente Andrés Manuel López Obrador tuvieran buenos datos de comparación acerca del resultado inesperadamente bajo de participación: los “escasos” siete millones de votos depositados en la urna de la consulta popular dominical representan el doble de los votos que obtuvo Movimiento Ciudadano en la elección del 6 de junio o el triple de los que consiguió el Partido Verde… con su controversial inversión en los influencers.
Quienes desde 2018 cuestionan a AMLO, quienes lo promueven sin ningún ejercicio crítico y quienes votamos en la consulta, cualquiera que haya sido el sentido, todos podemos dedicar algunas horas a aprovechar las lecciones del domingo.
Unos alimentarán la esperanza de ganar la revocación del mandato en marzo o evitar su participación en desmedro de su oportunidad de fastidiar a Morena; otros podrían repensar que no hay relación automática entre el apoyo a AMLO y la movilización de opiniones y voluntades, y los demás tendremos opción de intensificar nuestra intención de colaborar con la profundización de la salud ciudadana de nuestro país a través de la participación, con independencia de su sentido.
Decidimos quiénes somos a partir de la forma en que estructuramos nuestro pensamiento y acción. A contracorriente de opiniones fragmentarias, la población coincide en que se castigue a responsables de delitos. Al menos superficialmente, el primero de la lista debería ser el anterior Presidente y debería haber distinción de personajes como Ernesto Zedillo, quien tiene una valoración distinta de su predecesor y sucesores: consiguió un crecimiento promedio de 5% del PIB durante su administración, el mejor resultado de siete exmandatarios.
Es deseable que desaparezca el discurso unidimensional en toda futura consulta.
El ejercicio tiene que ser practicado en función de la dinámica de participación ciudadana que representa, para un futuro cercano, la base de transformación democrática de México.
Aquellos que buscaron desincentivar la consulta, por razones ideológicas o meramente nostálgicas —el poder, la interlocución, el reconocimiento y la influencia— se sentirán provisionalmente empoderados… y bien por ellos. Pero hay contradicción entre promover la participación democrática y hacer todo lo posible, omisión o acción, para que fracase.
Los adversarios de Morena van a tener algunas complicaciones en la consulta de marzo sobre revocación del mandato: si no participan, ¿avalan la permanencia en el poder de AMLO?
Incipientemente, nos empoderamos como en las democracias participativas más modernas. Sin embargo, buena parte de nuestras actitudes, comentarios y memes se parecen más a algunos parientes lejanos autoritarios e hipocritones.